•E X T R A # 4•

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La ruptura

Adam Knight

El amor adolescente, es uno de los amores más efímeros pero intensos que puedes llegar a tener.

Es ese momento en el que estás descubriendo nuevos sentimientos, ese momento en que ambos quieren comerse el mundo, pero quieren hacerlo juntos. Dónde el tiempo se detiene, los recuerdos se crean y se solidifican para quedarse en tu memoria hasta el final de tus días, para contarles a tus hijos y nietos las locuras que hacías cuando eras joven y estabas perdidamente enamorado, incluso cuando solo la conocías de un par de meses.

Eso era lo que yo sentía por Brithany Clifford, era un amor verdaderamente puro, era loco, intenso, era una admiración y cariño que jamás pensé entregarle a alguien que no conociera desde hace tantos años. Llegó con un trabajo de clases a revolver todo, en cuestión de días, y esos días se transformaron en los mejores meses a su lado.

Es una historia que nunca se contó, porque no fui el protagonista en aquellos días, y tal vez nunca se cuente, pero fui el papel estelar en esos momentos de mi vida, fue con ella con quién descubrí tantas cosas, fue en esos pequeños y perfectos instantes cuando había conocido lo que era la felicidad en su estado más puro.

Ese punto en el que mis sonrisas eran las más reales, mis carcajadas eran estruendosas y sinceras, las conversaciones brotaban como agua de una cascada, éramos eso, dos locos dementes que solo querían pasar todo el tiempo que pudiéramos juntos, queríamos dominar al mundo.

¿Cómo definiría esa relación con dos palabras? Es muy simple.

Líneas tangentes, ¿Has escuchado de ellas? Muy probablemente en esas aburridas clases de matemáticas, o tal vez en las de arte, dónde te obligaban a aprenderte todos los tipos de líneas, ellas básicamente se encuentran una sola vez, y luego se separan para siempre.

Eso fuimos ella y yo, dos líneas que en un punto de nuestra vida se juntaron, llenandonos de felicidad y momentos increíbles, enseñándonos lo que es el amor adolescente, lo que es tan fuerte e intenso como ningún otro, el primer amor, en el que damos todo. Y luego, volvemos a separarnos, siguiendo nuestro rumbo para nunca más volver a encontrarnos, pero queda registrado en nuestras memorias que estuvimos en la vida del otro, y eso nunca se olvidaría.

Muchos se preguntan qué sucedió, como y cuando fue que nuestras líneas volvieron a separarse, y estoy aquí para contarlo.

Pero para eso debo llevarlos a una parte no contada de la historia, unas semanas antes de la graduación.

Nos encontrábamos en el jardín de su casa, había un mantel, recuerdo la suavidad de este, el olor de su cabello era algo que ya se había grabado en mi mente, así como el color de sus ojos, el cual era tan cambiante como la piel de un camaleón. Esos ojos ahora reflejados como mieles bajo la luz del sol me observaban achinados, producto de la sonrisa que tenía, acariciaba el piercing en mi labio y dejaba un corto beso en este.

—¿Y a qué universidad planeas ir? —le pregunté en cierto momento.

Debí saber que me engañaba dulcemente, debí saber que una chica como ella, la cual tenía una imagen tan clara de su futuro, no podía responder de la manera en que ella lo había hecho, con una inocencia y calma tan creíble que me fue inevitable caer en aquella mentira blanca.

New Game | #1 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora