El Encuentro

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Harto de quedarse en el campamento sin hacer nada, Finn decidió acompañar a Rey y a Rose a cazar cuando estas fueron con Poe a pedirle permiso. Se descolocó un poco al verlas hacer una mueca rara cuando se les unió, pero al final de cuentas ellas tampoco lo rechazaron, así que muy gustoso se puso en medio de ambas. Las hembras se arrepintieron un poco de no haber insistido más en su soledad.

—¡Por aquí hay ratones! —les informó la guerrera moteada, saltando hacia el arbusto y moviéndolo para que los roedores salieran al claro a ser cazado por el trío felino —¡No los dejen huir!

Rey fue la primera en obedecer, siguiendo de muy de cerca un par que intentaba inútilmente escapar de sus garras. Finn la ayudó a acorralarlos y juntos los atraparon. Rose, a solo unos pasos de ellos y su captura, escalaba un tronco a medias para luego saltar hacia un ave en pleno vuelo y agarrarlo con los dientes.

—Dos ratones y un mirlo, ¡perfecto para no morir de hambre! —exclamó el atigrado, llevando su presa a sus patas, dispuesto a devorarla.

Además de cazar tanto para ellos como para su Clan, Poe les dio la importante tarea de patrullar en los límites de su territorio compartido en los Robles Gemelos. Los tres estaban ansiosos por llegar, aunque sinceramente, las amigas eran las que más deseaban con el alma poner una zarpa en la frontera con el Clan enemigo.

La esperanza era lo último que perdían, así que, si tenían mucha suerte, tal vez se encontrarían con los gatos de sus sueños.

—¿Hueles algo, Ren?

Paralelo a ellos, Kylo y Hux también se hallaban en la importante tarea de proteger sus tierras de los indeseados. Se suponía que el Lugarteniente iría solo a modo de castigo, pero Snoke lo pensó mejor y lo dejó ir acompañado de su amigo con la excusa de que este debía vigilarlo y no perderlo de vista ni un segundo.

Volviendo a la actualidad y respondiendo la pregunta del guerrero rojizo, el fuerte gato negro se tensó en lo que los aromas del bosque lo abrazaban.

Olía a blandura y flores coloridas, a tranquilidad y amistad.

—Huelo a guerreros del Clan Luminoso —el otro se paralizó, nervioso —. Están cerca, demasiado diría yo.

—¿Qué? —se paró a su derecha y olisqueó. Tenía razón, su olfato detectaba más de una esencia —¿Puedes sentirlos, saber cuántos son?

Kylo se concentró, cerrando los ojos y pegando las patas blancas contra el suelo con fuerza. El destello de Luz que lo golpeó en su interior le hizo respingar. Conocía esa firma, abrumadora y acogedora a la vez.

—Rey.

—¿La mascota? —Hux se encogió ante su mirada fulminante —Quiero decir, ¿tu guerrera? Creí que aún les faltaba mucho por llegar.

Él pensó igual, pero ahora sus sentidos colmados de dicha le aseguraban lo contrario. Su Rey estaba cerca y, estuviera con quien estuviera, necesitaba verla.

—¿Qué crees que haces? ¿Olvidas que hay más de uno con ella?

—Me sorprende que aún no hayas reconocido el aroma de quién la acompaña.

Hux parpadeó, confundido. Volvió a concentrarse, ignorando el ronroneo burlón de su colega de Clan. Casi se desmaya al reconocer a Rose no muy lejos de dónde los dos estaban parados. ¿Qué hacía ella en los límites?

Reincorporándose, se dio cuenta de un detalle que antes dejó pasar por su concentración. Kylo sabía de su romance prohibido. Lo miró titubeante, recibiendo de su parte una mirada extrañamente comprensiva.

—Ren…

—Todos tenemos secretos, petirrojo —empezó a caminar hacia las gatas que sentían, cruzando el claro que los separaba en su dirección —. Algunos que podrían estar mal, pero que los amigos, los verdaderos amigos, saben guardar.

Star Paws: A New WarriorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora