Planes crueles y planes amistosos

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Por mucho que esperó, buscó e incluso llamó en voz alta, Ben no encontró a Rey por ningún lado.

Sus orejas y cola cayeron de la tristeza. Ella se lo había prometido. Verían la luna juntos y como esta era lentamente envuelta por las nubes y estrellas que la acompañaban.

Tal vez debería estar enojado, dolido por su falta de atención en él. Pero lo cierto era que no podía culparla del todo si recordaba que el gato que tenía por mentor era un anciano viejo y arcaico que seguía las reglas al pie de la letra y obligaba a que todos las cumplieran.

Suspiró, tanto cansado como exasperado por la situación. Su tío debía sospechar y seguramente esa era su únicamente manera inteligente de separarlo de Rey. Encerrarla. Impedir que conociera algo más que las plantas y sus beneficios.

Se ovilló y durmió, soñando y compartiendo a su lado una fantasía que deseaba fervientemente algún día se hiciera realidad.

Cuando amaneció y la luz del alba lo golpeó de lleno en la cara, se levantó y caminó despacio de regreso a su campamento. No le apetecía llegar pronto, ya que lo más probable era que los metiches le preguntaran sobre su paradero nocturno.

Cuando atravesó el muro de arbustos de la entrada, le asombró ver a Hux despierto tan temprano paseando de un lado a otro notablemente nervioso. No muy lejos, Pryde lo veía fijamente, con la cola golpeando el suelo.

Kylo se acercó, y solo ahí el guerrero se detuvo a encararlo. Sus ojos claros, inquietos y brillantes, delataron su agitado interior.

¿Ahora qué mosca le había picado?

El pelirrojo le hizo una seña sutil para que lo siguiera y él acató rápidamente escondiéndose a su lado detrás de la Maternidad. Sin Pryde que los vigilara, Hux se permitió soltar el aire que sus pulmones contenían.

—¿Qué ocurre, petirrojo? ¿Tanto miedo te da Pryde que ni saludas cuando me ves? —bromeó, buscando aligerar un poco el tenso ambiente. El otro gato le dio un coletazo en respuesta.

—Esto es serio, Ren —murmuró, mirando a sus alrededores antes de fijar la vista en él. El Lugarteniente movió los hombros y esperó a que continuara luego de que bostezara —. Pryde y Snoke se traen algo entre garras, y no es nada bueno.

—¿Qué oíste?

Hux volvió a estudiar su entorno, asustado. Kylo no entendió su temor. ¿Acaso le habían hecho algo para que callara mientras no estaba? Flexionó sus garras, sintiendo la furia crecer lentamente en su interior.

—Planean un ataque, un golpe en busca del poder definitivo sobre el bosque —contó apresurado.

Sin su consentimiento, leyó en su mente para averiguar más sobre lo sucedido en su ausencia.

Vio a Pryde caminando con Snoke, susurrándole cosas al oído que nadie excepto un metiche, un espía, podría escuchar.

En efecto, planeaban un ataque, pero no uno cualquiera, sino uno grande. Pensaban en incluso acudir con los solitarios para que los ayudaran en su toma de poder.

También vio algo más, algo que lo impacto, que le hizo tener que clavar las garras en la tierra para no salir corriendo a matar a su Líder frente a sus seguidores.

—Ren… —notó la intrusión en su mente e intentó detenerlo, pero él ya había visto mucho y no podía parar de ver ya.

—Rey… —el nombre escapó de su boca en un susurro que rápidamente se transformó en un siseo fuerte y enfadado.

Snoke la mencionaba en sus planes como la gata que sí o sí debía capturar y dejar con vida. Quería torturarla, quebrar su voluntad desde adentro para que así ya no se resistiera a ser entrenada en la Oscuridad.

Star Paws: A New WarriorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora