Victoria merecida

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Cuando creyó que se moriría de aburrimiento haciendo un hoyo en el piso con todos los círculos que sus pasos apresurados y nerviosos formaban, la patrulla de Pryde llegó de entre los varios arbustos que ahora protegían la entrada. Kylo la había mandado a cubrir en caso de que la batalla se hubiera extendido para mal hasta ese punto.

Como fuera, había algo extraño en el grupo de gatos que se acercaba jadeando y cojeando al centro. Alguien faltaba, y el Lugarteniente y el Líder repararon que se trataba de la cabeza, Pryde.

Mientras Snoke iba tras sus guerreros de confianza para preguntarles sobre lo sucedido en las fronteras, Kylo corrió hacia sus amigos esquivando a los compañeros que los separaban. Phasma le ronroneó y los ojos de Hux centellaron una vez llegó delante de ambos de un solo salto limpio.

—¿Cómo les fue?

—Hubo mucha acción —respondió la guerrera tranquilamente, bostezando y lanzando una pequeña mirada a donde Mitaka dejaba sus hierbas y las acomodaba en el borde cerca de la entrada de su guarida. El joven notó los ojos de ella sobre él y le sacudió la cola en un saludo leve —. Aunque no pude hacer mucho —sonaba a queja, pero no lo era en absoluto —. Estuve ayudando a Mitaka con los heridos.

—¿Muchos resultaron heridos? —se preocupó Ren, mirando de reojo a los compañeros que había ignorado. De haber sabido que estaba tan mal, no los habría pasado de largo.

Phasma negó y se sentó junto a Hux, quien se acicalaba una de sus zarpas más empolvadas.

—Solo un par de gravedad —informó sin mucha importancia, ya que, que ella recordara, solo eran cortes en las patas y omóplatos que podrían sanar con una buena lavada y cuidado —, y los demás, aún pueden saltar con un pie.

—¡Genial! —se alivió, rápidamente cambiando su semblante a uno más serio cuando se dirigió a su otro amigo —¿Pudiste ver a Rey, Hux? ¿Ella está bien, la viste luchar? —bajó la zarpa que se lamía cuando Ren se inclinó hacia él un poco —¡No me dejes con la duda!

—Tranquilo, Kylo —lo calmó, deslizando la cola sobre su lomo erizado ligeramente —. Ella está bien, muy bien. Pryde intentó capturarla, pero…

—¿Qué le hizo ese malnacido? —siseó sin querer, desenfundando las garras y flexionándolas. Quería ir tras Pryde y arrancarle el pelo por haberse atrevido a tocar a su guerrera.

Hux extrañamente ronroneó. ¿Acaso le parecía gracioso que hayan atentado contra la vida de la hembra que él quería como un loco?

—Qué le hizo ella a él, querrás decir —se burló más fuerte, con Phasma entendiendo a lo que se refería y uniéndose a su alegría. Kylo parpadeó, confundido.

¿De qué se había perdido?

—¿Qué le hizo Rey a Pryde? —preguntó, esperando que sus amigos se calmaran para que le contaran —Y hablando de esa rata, ¿dónde está? No lo veo por ningún lado desde que llegaron.

—Pryde ya no existe más, Ren —el Lugarteniente abrió más los ojos, sorprendido —. Tu guerrera lo mató, me salvó de que él me matara a mí y a ella después.

—¿Qué?

Estaba asombrado, orgulloso de que Rey haya demostrado una vez más que ella no necesitaba que la cuiden ya que ella podía hacerlo sola perfectamente. Se le escapó un ronroneó risueño al imaginarla feroz y decidida. ¿Acaso ella sería así en un combate en verdad? Cuánto deseaba haber ido allí a pelear a su lado y arañar a los idiotas que se entrometían en sus caminos.

—Verla pelear, es como verte a ti, Ren —añadió Hux, todavía riendo y meneando la cola de la burla —, solo que más bonita.

Sin importarle si estaba herido o no, le atinó un golpe sobre la cabeza con las garras bien envainadas. Hux chilló y se pasó la almohadilla de la zarpa por la zona afectada con lentitud.

Star Paws: A New WarriorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora