La decepción y la promesa de la Oscuridad

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Sin importar que tanto uno se esfuerce por conseguir algo, la decepción tarde o temprano lo golpeará para regresarlo a la realidad.

Ese era el caso de Rey, que le había prometido a Ben verse una noche y ella nunca acudió por culpa principalmente de sus tareas como futura curandera.

Cuando ya estuvo a nada de escabullirse, de huir de la guarida que se había convertido en su nueva prisión, Luke la atrapó en el acto e impidió que continuara con la excusa de que la necesitaba allí en caso de emergencia. Ni mientras él dormía pudo escaparse, ya que tal parecía que había adivinado sus intenciones y había encargado a Poe y un par de guerreros más a prohibirle que se alejara mucho del campamento.

Rey bufó y arañó el suelo, exasperada. Su Maestro le había mentido, nadie la necesitaba en ese momento. Todos estaban sanos, contaban con una gran salud a pesar incluso de la hambruna que pasaron hacía un par de días debido a la escases y robo de presas de solitarios y del Clan rival.

Volvió a suspirar, recordando la vez que Ben le había dicho que sus compañeros cada día se volvían más hostiles en cuanto a querer más territorio a la fuerza se trataba. El Líder de ellos, el horrible Snoke, tampoco hacía mucho para calmarlos; al contrario, los incitaba para que siguieran actuando así y que estuvieran listos para una pronta batalla.

Tenía miedo por sus compañeros, sus amigos. No quería que los lastimaran. Si se daba el enfrentamiento, le encantaría participar para evitar desastres mayores. Sin embargo, sabía de por sí que estaría presente, pero no de la manera que ella creía.

Estaría atrás de la acción, rodeada de plantas y telarañas medicinales, oculta y segura tras la férrea protección de los guerreros hacia los curanderos.

Se preguntó, ¿cómo estaría Ben ahora? ¿Acaso la odiaba por no haber asistido a su encuentro nocturno? Ser curandera, o más bien aprendiz de uno, se estaba volviendo más difícil de lo que pensó alguna vez.

Luke le pedía atención, pero ella no podía evitar desviarla hacia donde sus compañeros entrenaban sus movimientos de lucha. Ver a Rose pelear contra Poe, por ejemplo, y contemplar como este era fácilmente derribado por ella luego de que lo agotó lo suficiente para saltarle encima y empujarlo, era uno de sus pasatiempos favoritos cuando estaba aburrida organizando plantas.

Si tan solo le dieran la oportunidad de demostrar lo que podía hacer, de lo que era capaz, tal vez la Fuerza cambiaría su destino al original y la permitiría ser una guerrera tal y como ella quería.

—Por lo que veo, esos dos no se llevan muy bien.

De vuelta a la actualidad, Luke a su costado le señaló hacia donde dos guerreros discutían acaloradamente. Sus pelajes erizados, los ojos en rendijas, Rey no tardó en identificarlos como Holdo y Poe.

Se gruñían y siseaban. Estaban tan cerca, uno frente al otro, que fácilmente sus narices podían chocar. El Lugarteniente lucía tan pequeño a comparación de la guerrera veterana. Ella era tan alta, que si solo se agachaba un poco podría agarrar al joven de las orejas y regañarlo igual que un cachorro.

Sin importar de lo que estuvieran hablando, Rey no creía que Poe tuviera las de ganar. Su pelo bicolor estaba tan revuelto, que parecía como si sus esfuerzos desesperados por triunfar en la discusión fueran en vano.

—Parece que no —coincidió sin mirarlo a los ojos y siguiendo con su tarea de apilar las semillas de adormidera envueltas por una gran hoja de acedera.

Quería salir, cazar con Rose, jugar con Paige. Quería hacer tantas cosas que le dolía en el alma reprimirse. Su Maestro ni un descanso decente le daba. Supuestamente, porque un curandero nunca tenía un día libre.

Star Paws: A New WarriorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora