Anakin podía estar muerto, no ser más que un alma libre de disfrutar la paz que las estrellas le otorgaban por la eternidad, pero nunca podría dejar de velar por la seguridad de sus descendientes, sobre todo si estos no hacían más que pelearse entre sí y separarse más.
—¿En qué piensas tanto, querido?
Por eso, cuando vio desde arriba, desde el cielo más concretamente, como su hijo se acercaba velozmente al Kyber Lunar en busca de ayuda que lo consuele, no dudó ni un momento en pedirle a la Fuerza que le permitiera ser su guía al menos por esa vez.
Había tantas cosas que debía decirle, tantas cosas en las que debía hacerle entrar en razón si no quería equivocarse más con los suyos, con su Clan, en vida.
—Nada, mi cielo —calmó a la preocupada Padmé a su derecha, abrazándola con la cola y lamiendo su frente con delicadeza y ternura. Ella, para su sorpresa y medio disgusto, se separó de él para verlo a los ojos azules directamente —. Solo voy a hablar unas cosas con Luke.
—¿Solo eso?
—Pensaba también en darle un golpe para, ya sabes, que entienda a la mala si no lo hace por la buena —ronroneó burlón y confiado, ganándose por parte de su pareja una mirada dura que él mismo suavizó con otro lametazo feroz sobre su entrecejo.
—¡Ani! —reprendió, sacudiéndose y haciendo que él alejara el rostro del suyo —Ahora sé de dónde nuestro Ben sacó ese lado sinvergüenza tan característico.
—No me culpes del todo, mi cielo, que su padre también es otro sinvergüenza de primera.
—¿Y por eso tuviste que lanzarlo al agua helada y congelarlo vivo y mantenerlo así durante casi seis lunas enteras? —arqueó la ceja, esperando divertida su respuesta. Anakin bufó y frunció el hocico en desagrado.
Odiaba recordar ese momento, en el que se dejó llevar por los celos y sin consideración lo lanzó al río congelado para que se convirtiera en un cubo de hielo gatuno sólido y muy resistente.
—¿Algo que decir en tu defensa, Ani?
—¿Qué esperabas que hiciera, Padmé? ¡Apareció ante mí abrazando a Leia como si fuera un ratón preciado recién cazado! —los celos paternales que no sabía que tenía lo habían controlado hasta tal punto que quiso él mismo alzar a Han y ahorcarlo por la demasiada cercanía que tenía con su hija, su princesa —Siempre mirándola, halagándola como si yo no estuviera allí para notarlo... ¡entrechocaron narices, Padmé! ¡frente a mí, en mi cara!
—¿No estás siendo un poco dramático, cariño?
—¿Dramático? ¡Ja! —se rió de sí mismo, alzando el rostro los más arriba posible y haciendo así que todos lo oyeran ronronear —. Dramático hubiera sido si lo mataba allí mismo frente a sus amigos, mi cielo.
—¿Y no lo pensaste, ni un poco? —la conversación había dado un giro inesperado y ahora Padmé estaba dispuesta a descubrir exactamente qué había hecho su pareja esa vez cuando la Oscuridad lo dominaba por completo.
Como Darth Vader, lo creía capaz de todo, pero, como Anakin Skywalker, el gato que se preocupaba por los suyos tal vez más de lo que debería, se rehusaba a creer que hubiera querido hacer algo malo para lastimar a su propia hija.
Anakin suspiró, mirándola fijamente a los ojos color chocolate que nunca se cansaba de contemplar.
—Admito que lo pensé —confesó, reforzando su agarre tierno en su amada y pegándola más él para sentir más su calor recuperador —. Pero no lo hice porque...
—¿Porque...? Vamos, Ani —lo animó a terminar, a abrirle sus sentimientos sin temor de arrepentirse luego.
—Pero no lo hice porque, ese día, fui testigo del cariño que nuestra hija le profesaba. El como lo miraba, el como lo defendía de las tonterías que Lando decía en su contra —completó, sintiéndose orgulloso de lo leal que podía ser Leia —. En eso y en mucho más, Padmé, Leia se te parece bastante.
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Star Paws: A New Warrior
Fanfiction"Emplea tu energía en el presente y deja de preocuparte por el pasado" En el bosque, las tormentas pueden ser interpretadas de distintas maneras: desde la furia desbordante de la poderosísima Fuerza desatada, hasta el esperanzador futuro que esta mi...