Prólogo

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1 de enero de 2018

Pasaban las horas y aquella madrugada se hacía eterna bajo los efectos del ron, me ardía la garganta. Admiré lo poco que quedaba en la botella mientras caminaba por las calles empedradas del pueblo y pasaba por su casa.

Estaba a oscuras y la ventana por la que solía mirar tenía escarcha. Eso, la nieve entre mis botas y la helada brisa hicieron que sintiera el calor de agosto brotando en mi. Aquellos seis meses donde un simple sueño se convirtió en pesadilla. Donde la tranquilidad se transformó en caos por la llegada de Virginia, la situación de Diana y el misterio de la Pianista.

Yo solo deseaba poder descansar como lo hacía antes, sin que ángeles o demonios se insertarán en mi cerebro. Sin embargo no quería la monotonía de mi antigua vida, me gustaba la aventura que me exigían ellas para alcanzarlas.

Mi cabeza no dejaba de pensar ¿qué hubiese pasado si no la hubiese encontrado? Me parecía imposible, yo era metal y ella imán, nos uníamos como el día y la noche en el atardecer, no existía manera de que no fuese parte de mi alma.

Sácame de las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora