Nochebuena (24 de diciembre de 2017)
Narrado en tercera personaEl frío se acompañaba por la nieve y todos se reconfortaban en el calor hogareño.
Caleb acomodaba los cubiertos mientras respondía las preguntas que su hermano formulaba acerca de los regalos y de cuando llegarían. La señora Dalia preparaba un exquisito cordero en salsa a la par que su esposo se encargaba de preparar los entrantes de marisco.
La familia empezó a cenar. En la televisión se transmitía como Papá Noel (Santa Claus) y sus duendes recogían las últimas cartas de los niños despistados.
Poco a poco las horas avanzaban y se acortaba el tiempo para que llegue el 25 de diciembre, día que para algunos tenía mucha importancia y para otros eran 24 horas corrientes. Un 25 de diciembre donde nuevas vidas comenzarían y otras ya agotadas les darían su lugar al abandonarnos. Un momento donde varios reían y más lloraban, otros recordaban mientras los de al lado buscaban el alcohol para olvidar.
Caleb desconocía la actitud que adoptaría durante el resto de la noche. Se obligó a concentrarse en la hermosa familia que lo rodeaba y procuró sonreír apartando las obsesiones y preocupaciones de su mente.
Diana había recibido el alta médica aquella mañana tras permanecer dos días en el hospital. Para Caleb fue único el momento en el que ella abría sus hermosos ojos. No se pudo retener a besarla. Extraño había sido para el muchacho cuando ella apartó el rostro suplicando que se alejara.
La chica agradecía su preocupación y se le llenó el alma al saber que estaba a su lado pero no podía generar sentimientos a los que no debía corresponder.
Por más que intentaron que Diana revelase quien era el joven que se apareció a la madrugada para salvarla, ella eludió las respuestas.
Rayan se estaba convirtiendo en el niño más ansioso existente. Lo carcomían lo segundos y mi madre insistió en hacer el brindis en la cocina para que no se pegará aún más al árbol decorado.
Así fue como a 5 minutos de medianoche se descorchó la botella de champagne y se repartió en las tres copas mientras mi hermano servía jugo de frutas en su vaso.Finalizó la cuenta atrás y se chocaron las copas. El ámbito familiar y divertido al abrir regalos no existía en otras viviendas del mismo pueblo.
Los hermanos Vitali no habían cocinado unidos, nada más diferente había pasado en su hogar. Aquella noche no se hallaban ánimos para jactarse de la riqueza familiar en la cena. Lo estaban celebrando de una manera controversial que lograría destruir su buena reputación si se desvelará a los insistentes paparazzis.
Vincenzo se había vestido casual aquella tarde con unos jeans y un abrigo grueso ya que desde temprano nevaba. Se acercó caminando hacia un pequeño supermercado donde tomó unas pizzas congeladas, una botella de whisky y otra de ron.
Tras un golpe de horno las pizzas se convirtieron en un manjar y las colocaron en diferentes platos. Cada uno agarró el correspondiente. Al igual que la botella, para sentarse en sofás diferentes y pasar la noche bebiendo hasta que el alcohol se acabará. De fondo sonaban viejos vinilos de Queen.
No se cruzó ni una palabra entre ellos. Vince supo que era medianoche cuando Virginia rompió en llanto pero no paraba de beber. Él sabía que tenía que ayudarla y consolarla aunque el intento se disolvió rápidamente.
- No..., por favor, no te acerques, sabes que solo sanaré si estoy sola... - rogó ella.
No tuvo más remedio que hacer lo que Vir le pedía y se alejó. Mientras se dirigía a su habitación lo consumió un abrumador pensamiento.
¿Podrás recuperarte? Dime que sí, querida hermana, si no desfalleceré en el intento de salvarte
Rosa intentó preparar la comida con el poco dinero que poseían. Pretendió que no faltase nada en la mesa y que todo se asemejara a las navidades felices de antaño. Diana lejos de seguir los consejos del médico de tomar reposo ayudó a su madre en todo lo que pudo.
Prepararon una sencilla pero elegante mesa con un pequeño florero relleno de flores de cartulina. Comieron entre risas y una retahíla de anécdotas que por poco hacen que la joven madre escupiera toda la bebida debido a las carcajadas.
Llevaron las copas al sofá donde se recostaron abrazadas mirando una película vieja pero graciosa, "Sleepless in Seattle''.
Ambas intentaban no pensar en el desgarrador mañana, sin embargo, Diana no contuvo las ganas de respirar el característico aroma de las prendas de Rosa. Apoyada en su pecho encontró la frecuencia del corazón de su madre y mencionó un "Te amo" a la par que cerraba los ojos y se deleitaba escuchándolo.
Todos dormían. El gran reloj de la iglesia marcaba las 2 de la madrugada y las paredes del casco antiguo no se extrañaban de ver a Caleb paseando por allí. Lo que él desconocía era que la Pianista también estaba despierta.
Ella deambulaba por el salón de su casa, se negaba a tocar el piano. Tenía muchos problemas y recuerdos en su cabeza y no lograba canalizarlos a través de las teclas. Últimamente la alteraban más de lo que la calmaban.
Para apaciguar el fuego que brotaba en su interior y que le advertía que pronto la quemaría se acercó a una de las ventanas del comedor y apoyó su mano en el helado cristal.
Caleb hizo lo mismo. Solo que puso su mano en una ventana diferente a la de siempre por miedo de que la dueña de la casa lo vea.
Así suspiraron pensando el uno en el otro. Así fue la navidad para Caleb y la Pianista, estando físicamente muy cerca pero emocionalmente a un abismo de distancia.
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Sácame de las sombras
Novela JuvenilMi vida, aburrida y monótona, pasa a ser activa, misteriosa, perversa e ingeniosa gracias a ella.. ¿A quién? Mejor dicho, ¿a quiénes? Las tres musas que me rodean generando en mi una completa confusión. Yo un chico de pueblo pasará a vivir la vida e...