Aquella noche y todos los días que le precedieron, la foto permaneció en mi bolsillo doblada en 4 partes. A cada rato necesitaba comprobar que no estaba soñando y que la había encontrado luego de tanto tiempo. Me hacía gracia que no me hubiera dado cuenta de su existencia estando tan cerca mío, siendo parte de mi vida.
Cuando me fui del depósito, aquel 1 de enero a las 4 de la madrugada, una sonrisa de desahogo me pintaba la cara. Al llegar a casa, me dirigí hacía mi cuarto para meter en la papelera todos los apuntes sobre las demás chicas de las que sospechaba. Ya conocía a la verdadera Pianista.
No me equivocaba al decir que todas las pistas coincidían con ella, en cada momento lo corroboraba para que, cuando la viera al recomenzar las clases, pudiera decirle con toda certeza que la había desenmascarado.
Fueron 8 las noches en vela, 8 madrugadas, mediodías y atardeceres. No podía darme el lujo de plantarme en casa de mi musa y gritar a los vientos que la descubrí. No lo hice porque temía que me tratase como loco y no volviese a dirigirme la palabra, sobre que me hablaba poco últimamente...
El frío de la mañana en que la vería era descomunal. El pueblo resplandecía por la nieve e incluso molestaba a la vista el Sol reflejado en el hielo. Sorprendente era que no se hallase nublado luego de que todos los días pasados el cielo permaneció negro contrastando con el suelo. Que el Sol brillase debía ser una señal de que mi querida Pianista se encontraba a mi alrededor y esperaba que me arrimase a ella.
Verla desde lejos y en el aula fue maravilloso, había olvidado lo deslumbrante que era con su cabello rebelde y la nariz roja por la temperatura baja. Su perfil parecía esculpido por Bernini y sus labios rosados me pedían que los besara. Estaba seguro de que sabría a magia un beso con la Pianista y ella a la vez.
Las dos horas hasta que llegó el recreo se hicieron infinitas. Como era habitual, solo estaba de pie escuchando lo que mis compañeros decían pero nunca opinaba. Tenía un pensamiento sin embargo jamás lo transmitía. Le pedí que nos apartáramos ya que le comentaría una cosa
- ¿Qué ocurre Caleb?- preguntó algo extrañada.
- Yo... - quedé en silencio por un segundo - sé que eres ella... La Pianista - confesé mientras sacaba la fotografía de mi bolsillo.
- No lo entiendo Caleb, ¿de qué estás hablando? - dijo sospechando ya que mis nervios eran muy evidentes.
- Tú eres ella, la chica que toca el piano en la antigua casa de la abuela Lidia. Sé que me habrás visto espiándote por la ventana, embobado mientras sonaban las teclas. No me lo puedes negar, necesite la ayuda de una foto para recordar que ganaste un premio por tocar el piano, eras la mejor de todos los pueblos de alrededor. ¿Te acuerdas? - a la par que hablaba desdoblada la imagen que corroboraba lo que decía.
El papel nos mostraba a Diana y a mí con 11 y 10 años, ella mantenía un pequeño diploma entre sus manos. El hermoso instrumento de cola, color blanco apagado era el fondo de la instantánea. Lo único que permanecía igual eran sus ojos, tan dorados como el almíbar y con motitas oscuras. El resto de su hermosura había evolucionado hasta convertirse en la mujer que es ahora. Una que me miraba de una manera que no lograba comprender, muchos sentimientos se acumulaban en sus iris.
Procuré que la respuesta de Diana no me afectase o que ella no lo apreciara. Respirar hondo con el fin de calmar la ansiedad que comenzó a producirse en mi pecho solo provocaba que un frío glacial recorriera mi cuerpo. Todos estos síntomas los padecí hasta que el timbre se dignó a sonar para salir rápidamente del colegio.
Mi huida no fue tan ligera como esperaba porque Marta, la profesora, me retuvo ya que deseaba que le explicará como realizar unos documentos en el ordenador. Media hora me tomó que lo entendiese y escape velozmente no fuera a ser que me pidiera otra cosa. Al cruzar el umbral me encontré con una silueta muy conocida.
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Sácame de las sombras
Novela JuvenilMi vida, aburrida y monótona, pasa a ser activa, misteriosa, perversa e ingeniosa gracias a ella.. ¿A quién? Mejor dicho, ¿a quiénes? Las tres musas que me rodean generando en mi una completa confusión. Yo un chico de pueblo pasará a vivir la vida e...