Borrar mis recuerdos. 7/45

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Decidido a borrar sus malos recuerdos, Wei Ying, conocido como el Patriarca Yiling, pedirá al señor de la deidad, purificar su alma, asi  esto le cueste el olvidarse de a quellos que ha amado, toda su vida. 


Pág. #8

Despertó una vez más a una terrible realidad, ha caminado mucho este día, no tiene un destino fijo, solo desea alejarse lo más pronto posible y dejar atrás Gusu, con sus recuerdos igualmente.

Río arriba encuentra unas damas, estas ancianas llevaban sobre sus espaldas unos bultos muy pesados, parecían mercaderes que llegaban de una zona muy lejana.

¡Benarés!.-

Era el nombre de una provincia de la India. Wei Ying, observa que una de las ancianas esta lastimada, al parecer el bulto daño su espalda y no puede sostenerlo, el viaje en barco fue muy duro están muy cansadas, dando pie a que éste se acercara para ofrecer su ayuda.

Al principio no puede entender su forma de hablar, el dialecto no es conocido por él, pero hay un anciano entre ellos que habla el idioma y les indica que están cansados, pero que agradecerían su ayuda con los grandes bultos, y a cambio ellos le pagarían con alimentos.

_ ¿A dónde se dirigen?

Vamos a la ciudad de los pañuelos, nuestro clan está esperando por nosotros. Respondió.

_ ¿Y dónde está esa ciudad? .- vuelve a preguntar.

Detrás de los grandes arrecifes, por las montañas de fuego caliente, pero si vas con nosotros no te sucederá nada, te cuidaremos hasta tu camino de regreso. – Respondió el anciano.

¡Está bien! .- Yo los acompañaré.

Una de ellas le observa con mucha curiosidad, hace unas señas apuntando a la flauta, pero él trata de no tomarla en cuenta, sonríe y toma el bulto sobre su espalda, para continuar el camino.

Han trascurrido casi dos horas de caminar sin detenerse, empieza a sentir hambre, amablemente sacan alimentos de la carreta y reparten entre todos, ofrecen fruta y un plato de granos de arroz, previamente cocinados y acompañados con sustancia agrí- dulce como almíbar. No sabía mal, pero era la primera vez que probaba este tipo de dulce conocido hoy como el tamarindo. – El anciano empezó a preguntarle de donde era.

De muchos lugares, soy un viajero.- respondió.

Entonces hicimos bien en toparnos con usted, nos llevara sin ningún problema, nuestro guía hoy enfermo, no pudo descender de la otra embarcación, por ello solo nosotros estamos tratando de llegar a las montañas sin problemas.

¿Y esa ciudad de los Pañuelos, está lleno de habitantes mayores?

¡Oh, no muchacho!. – Nuestro pueblo es solo la entrada a la gran ciudad, conocida como "Los hijos de la sagrada escritura".

Su curiosidad se hizo más grande, pensó que sería una secta como Gusu Lan, y se preocupó un poco. A lo mejor también usaban la meditación, y existiesen reglas de suma restricción, siendo no agradable estar ahí, por lo que se decide a preguntar.

_ ¿Ustedes, tienen algún tipo de reglas en su secta, o veneran algún tipo de dios?

.- No, respondió el anciano, nosotros somos personas libres, los monjes sagrados practican la austeridad con los habitantes y clericós de su culto, nadie impone nada a nadie, pero si existen principios, que no se deben olvidar.

Impregnación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora