La bestia secuestró al niño 28/45

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El sentir  al tormento de su alma.

El castillo permanece iluminado, la deidad esta cuidado del sueño de los pequeños que aún no pueden regocijarse entre los brazos de su madre, por estar ella aun ausente. Su cuerpo aún sigue taciturno, muy débil navegando en el profundo desosiego a una realidad que aún no se ha contemplado, mientras que sus hijos mayores intentan hacerle mantener la calma en el profundo sueño de la empatía.

Las espadas se iluminaban en el campo de batalla, Wein Ning se había hecho cargo de la bestia. Saltaba y corría de roca en roca, los cristales se tornaban cada vez más propensos a hundirse, cada vez que intentaba dar un fuerte golpe al suelo e intentar atrapar a la bestia.

Aquellos destellos iluminaban el cielo, de negro a gris, de claro a oscuro, sin parar una contra otra, el cielo libraba su propia batalla. Los sonidos de los soldados se emitían, al entrar en combate con una gran tenacidad se oían como el clamor de la guerra, era emitido con gran fulgor. Ellos peleaban por su emperador quien aún estaba herido, pero se había vuelto a entregar al campo de batalla, en nombre de su amado caballero.

Akumi, sonrío de manera malévola, sabía que los había enfrentado, que ambos lucharían por aquel hombre que yace aun inconsciente y que le había profesado amor, cada uno reclamaría su propio derecho y esto le daría la oportunidad de poder tomar a uno de los niños, para sus macabros planes.

Zewu Jun, estaba intercediendo el feroz ataque desde el rio, con su propia vida. Las bestias intentaban salir al exterior y arrastrarse para esparcir su veneno al momento de hacer contacto con los soldados, por ello tuvo que usar su flauta emitiendo ondas sonoras, que lastimases sus oídos y estan regresaban a lo profundo del mar; Pero no siempre se podía lograr, algunas empezaron a volar, y al tocar suelo la espada una vez más debía usarse, los soldados debían ayudar y encargarse de destruirlas. Todo era un caos, pero aquí los que lo llevaban la peor batalla era Lan Zhan y Jeket, e emperador.

- ¡Son dos niños!. Fue el sonido emitido por la deidad a los dos hombres que habían empuñado su propia espada en contra del otro mismo.

¡Nacieron! habló con una expresión de alivio Lan Zhan, pero el emperador respondio de inmediato: ¡Ellos son míos!.. Tú no puedes interferir.

¡Apártate!.. Hablo con autoridad al empuñar sobre su cuello a Bichen y mostrar su dominio en quien él declara es su propia familia.

No puedes quitarme lo que el designio ha declarado como una unión en este mundo, él me pertenece y los niños, son considerados hijos míos ya.- Alegó.

Tu mundo, no es el mío.. ¡Insensato!.- Aquél hombre que declaras como tuyo, nunca lo fue. ¡Es mi mío, por derecho del mismo cielo! .. Pelearé si es necesario y si debes darme tu propia vida a cambio, para que nos dejes en paz, entonces la tomaré, porque no existe fuerza en este mundo, que pueda quitarme la dicha, de tenerlo a mi lado.

¡Bestia, o emperador!..

Tu mundo se rige de mentiras, aquél animal, es el hombre que le ha reemplazado, lo he visto.- la deidad me lo ha mostrado, ese monstruo, aún sigue siendo el hombre a quien tanto has deseado olvidar, aún vive dentro de esa bestia, pero si estas tan empecinado en buscarle un reemplazo, - ¡"búscale otro"!.. ¡Mi esposo, se va conmigo!.

Impregnación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora