Cambia tus opiniones. Mantén tus principios. Cambia tus hojas. Mantén tus raíces.
Víctor Hugo
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–¿Sólo así? ¿Sólo nos darías el hechizo? –preguntó Alec.
Después de la noticia de Alba, todos se habían quedado mudos, en especial él. Fue por ese hechizo que Magnus había terminado su relación. Después que regresaron, le explicó que dicho embrujo era imposible, ya que si le quitaban la inmortalidad todos sus años caerían de golpe y seguramente moriría, cosa por la cual decidieron aceptar el hecho que un día Alec se iría al único lugar donde Magnus no podia seguirlo.
Pero ahí estaba, una nueva luz de esperanza abierta ante sus ojos, pero quien la abría era el mismo diablo. Recordó lo que una vez Magnus le dijo no hace mucho tiempo: No puedes obtener todo a cambio de nada. Así que qué querría Alba a cambio de esto.–Claro.
–No te creo –le escupió Jace–. ¿Qué buscas? ¿Qué puedes ganar con esto?
–Paz –respondió.
–¿Paz? –preguntó Izzy.
–Así es –giró su vista y miró a Alec directo a los ojos, sus ojos completamente plateados eran hermosos y desconcertantes a la vez–. Alexander, sé que mi primera impresión contigo no fue muy buena y quisiera remediarlo. Creo que un buen modo de hacerlo es entregándote esto, que sé que es lo que más anhela tu corazón.
–Magnus me dijo que ese hechizo era imposible, que si lo hacía podía morir.
–Cierto, si lo hace él, morirá. Pero lo haré yo y por lo tanto no habrá peligro.
–Aún no respondes mi pregunta –insistió Jace–. ¿Qué vas a querer a cambio?
–Ya he respondido.
–¿Puedes ser más especifica? –pidió Simon.
–Paz entre mi persona y su pueblo. Los nefilim me miran y susurran: la tirana de los brujos, la tía de la ex reina Seelie, la perra plateada, y yo no quiero que me vean así. Quiero que me vean sino como amiga al menos como aliada, y estoy segura que la mejor forma de ganarme su simpatía es ayudarlos, al igual que he ayudado al resto de los miembros del consejo.
–¿Y cómo has ayudado a los vampiros? –preguntó Izzy con desconfianza.
–El representante de los vampiros, Wesley, es un diurno y yo...
–¡¿Un diurno?!
Alec sabía que Simon se había convertido en diurno por beber la sangre de Jace, que tenía más sangre de ángel que cualquier nefilim, bueno también Clary, y sabía que ese vampiro no pudo haberse alimentado de ninguno de ellos.
–¡Eso es imposible! Para ser diurno necesitaría haberse alimentado de... –calló de golpe al percatarse de lo que estuvo apunto de decir.
–¿De quién, Alexander?
–Eso no importa –intervino Simon–. Cuando yo era vampiro todos me decían que era una anomalía, que nunca había existido ni existiría otro igual. Si Wesley es diurno ¿cómo es que nadie más lo sabía?
–Muy simple –todos, incluso Alba, miraron sorprendidos a la persona que había interrumpido su platica.
Recargado en la puerta estaba un hombre con una bata abierta de seda verde, un pantalón negro y una playera de red dorada, tenía unas pantuflas de garras de león, su cabello era blanco y corto de los lados, con dos perforaciones en la boca y otra al centro de la nariz. Brujo, pensó Alec.
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Cazadores de sombras: Ciudad de espejismos
FanfictionTodo marcha bien en el mundo de las sombras. La corte seelie está controlada, los acuerdos de pie y todos viven en paz. Hasta que una mujer llega con una profecía de el lago Lyn. Ahora Clary, Jace y sus amigos, deberán luchar para protegerlo y descu...