Perfecto

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Si crees que algo es perfecto recuerda que la realidad nunca lo es.

Scarlet Oliva

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–Estoy bien.

–Déjame verte, Bane.

–Mi señora, le aseguro que estoy bien. Esa cortina es blanca, el marco del espejo es de madera oscura y su cabello es plateado.

–Todos saben eso.

–Le repito que estoy bien.

Magnus estaba cansado. Hace unos minutos despertó con Alec a su lado, completamente preocupado y pidiéndole que se viera en un espejo. A primera vista no vio nada fuera de lugar, pero más de cerca notó que sus ojos ya no tenían esa línea vertical, sino un punto negro al centro. Se llevó las manos al abdomen y notó un agujero no tan profundo en la parte baja, un ombligo, su ombligo. Momentos después, Alba entró diciendo que necesitaba examinarlo y ahí se encontraba, solo en la habitación, con Alba revisando su vista.

–Bueno, tus ojos lo están. ¿Y físicamente, sólo cambio el que ahora tengas ombligo? –preguntó Alba.

–Sí, mi señora. ¿Entonces, funcionó?

Era extraño para Magnus hablarle así a alguien, pero Alba era una bruja muy respetada y muy temida, aún recordaba la primera vez que Ragnor se la presentó en una reunión. Alba estaba en medio de todos, hablaba con elegancia y cuando lo vio dijo: Así que tú eres Budi Setiawan, Ragnor me ha dicho que tienes talento, y también espero que respeto. Magnus no entendió de inmediato, pero entonces Ragnor le recordó con un golpe en la cabeza que debía hacer una reverencia ante ella. Esa fue su primera reverencia fingida y que se decidió a cambiar su nombre.

–¿Dudas de mis habilidades?

–Por supuesto que no, mi señora. Es que...

–Te aseguro que el hechizo fue efectivo.

–¿Sigo siendo un brujo?

–Desde luego, no por no tener marca significa que no lo seas. Seguirás siendo el gran brujo de Brooklyn hasta que seas tan anciano que no puedas pararte, pero para eso faltan muchos años. ¡Felicidades, Bane! Eres el primer brujo mortal.

Magnus odiaba a Alba igual que a cualquiera que se sintiera superior a otros, pero ahora le había dado el mejor de los regalos. Quizás no era tan mala.

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–¿Rrespirraba?

–Oui –contestó en un susurro y sintió su mejilla arder por la bofetada que Tess le proporcionó.

–¿Consciente?

Camille dudó en contestar, pero al final lo hizo. De no hacerlo sería peor.

–No.

Otro dolor en la mejilla, pero esta vez acompañado con sangre que venía de su nariz.

–A estas alturras ya debe estarrlo –afirmó con irritación.

Camille se tapó la nariz con la mano para evitar que el sangrado continuara. Odiaba esto, siempre que Tess la golpeaba no media su fuerza, al menos Mai era mujer y de ella podía aguantar más golpes, ademas que al ser medio lobo Tess era más, mucho más fuerte.

–Yo no pensé que Jace estagía ahí...

–¡Cállate! –le dió un puñetazo y sintió su nariz romperse.

El cuarto permaneció en silencio. Camille vio a Mai que observaba con aburrimiento desde lo alto de la litera y a Mauricio de espaldas fingiendo que no pasaba nada.

Cazadores de sombras: Ciudad de espejismosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora