Cazadores de sombras: Ciudad de espejismos

Fiesta

Creo que la vida debe ser una fiesta continua.

Salvador Dalí

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—¿Listo? Uno... dos... ¡tres!

Con todas sus fuerzas, Jocelyn logró cargar el cuerpo de Luke y colocarlo en su silla de ruedas, cortesía de la Corte seelie.

***Flashback***

Luke había aceptado muy bien lo de su embarazo, al menos frente a ella; cuando salió de la habitación escuchó cosas estrellarse por todos lados. Decidió dejarlo desahogarse y bajar para encontrarse con su hija tratando de alimentar a su nieto.

–¿Cómo lo tomó? –preguntó Clary.

–Pues... –en ese momento se escuchó algo de vidrio romperse en la parte superior– De hecho bien.

Clary iba a decir algo cuando su celular sonó con el tono de Jace.

–¿Bueno? . ¿Por qué?. ¿Enserio? . ¡Eso es genial! . Sí, no te preocupes yo les digo. . De acuerdo, besos
–colgó y la miro emocionada–. Vístete, mamá, habrá a una fiesta en la casa del Inquisidor.

–¿Enserio?

Que recordara, Robert Lightwood no era del tipo fiestero.

–¡Ya lo creo! –dejó la papilla en la mesa y cargó a Christopher–. Ve por Luke, yo bañaré a esta precioso y me alistaré. ¿De acuerdo?

***Fin Flashback***

Y ahora, ya con Luke vestido en un traje negro con una corbata azul rey a juego con su vestido, comenzó a empujar la silla hasta llevarla a las escaleras. No había pensado en las escaleras.

–Mamá, te ves hermosa –Clary apareció al final de las escaleras con un vestido verde, tenía en brazos a Christopher con un mini traje azul cielo.

–Gracias. Mmm, Clary, podrías... –señaló las escaleras y después la silla.

–No te preocupes, ya llamé a Catarina.

–¿Y en qué puede ayudar Catarina?

–Oh, no lo sé –Catarina entró con una cara de aburrimiento–. Algo como esto.

Chasqueó los dedos y las escaleras se deslizaron hacia abajo formando una rampa.

–Muchas gracias, Catarina –Jocelyn comenzó a empujar la silla.

–¿Qué estamos esperando? –Luke comenzó a mover su silla de ruedas.

Jocelyn también bajó por la nueva rampa y esperó a que su hija y Catarina salieran de la casa antes de salir también. Cuando la bruja dio media vuelta, Jocelyn notó la A tatuada en su piel. Era extraño, los brujos siempre fueron independientes, subterráneos unidos por sus habilidades y compañerismo, pero ahora parecían los más subordinados, listos para obedecer cualquier cosa que dijera Alba. Pero últimamente muchas cosas habían cambiado, no sólo la jerarquía de los brujos; Clary como esposa y madre, Luke sin poder caminar nunca más, y ella, embarazada a los treinta y cinco de un bebé que sería medio lobo.

Un año de locos que parecía no tener fin.

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Finalmente llegaron a la casa del Inquisidor, estaba decorada y llena de luz por dentro; tanta que se destacaba sin problema entre el resto apagadas y grises. Conforme se acercaba pudo escuchar música que llenaba el aire, definitivamente era una fiesta que Magnus había planeado, pensó Catarina.
Al acercarse notó que en la puerta estaba un brujo con cuernos de toro, que sacaba por el cuello a otro con cola de león que se veía más que borracho. La invitación decía que seria algo con "clase" y por eso se había puesto un vestido rojo, pero claramente les esperaba algo totalmente diferente. Chasqueó los dedos y su ropa cambio a una playera roja y un pantalón de mezclilla oscuro con unos zapatos bajos negros; al mirar la cara de sus acompañantes supo que ellos también se sentían un tanto fuera de lugar, así que también cambio sus ropas elegantes (incluso la del bebé) por algo más cómodo. Al llegar, Jocelyn se dirigió con Luke a la cocina y Clary se perdió entre el gentío. La música estaba a todo volumen y las pláticas se encargaban de llenar el silencio a la perfección. Cantarina comenzó a pasear la mirada en busca de alguien conocido, vio a un lobo de cabello claro pasar a su lado mientras perseguía a una joven de cabello rojizo, había un pequeño circulo de gente cerrado al fondo y cuando se acercó descubrió en el centro a Wesley bailando como robot, vestido con unos pantalones azul cielo y una camisa abierta amarilla de seda.
Catarina se dirigió a la cocina donde todo estaba un poco más tranquilo, y se podían escuchar sus pensamientos un poco mejor.