El Vampiro & La Bella (Saga Vermont I )

Capítulo 51 (Delirando)

Capítulo 51 (Delirando)

PABLO

Llegué a la habitación que me asignaron y me recosté en la cama, era consciente que no descansaría como quisiera, pero se sentía bien tener un tiempo para mí,  para pensar en toda la mierda que estaba pasando.

Entre tanto pensar, no encontré cuál era lo principal que me estaba preocupando, era como si mi mente viajara lejos de la realidad, hasta que mi celular sonó, me acerqué a la mesita de noche y revisé quién era antes de contestar,

— ¿Qué he hecho yo para que Alice Vermont me esté llamando? — Le dije en momento que contesté.

Alice no era de "llamarme", más bien si quería decirme algo lo mandaba con alguien o me enviaba un simple mensaje.

Hubo silencio en la línea y hasta dude si ella continuaba en la llamada.

— Solo llamé para saber de Kaname — la escuché decir un poco desconfiada.

— Podrías haber llamado a la mocosa ¿No?

— Lo más seguro es que esté durmiendo — justificó.

Fruncí el ceño ¿En serio me estaba llamando por Kaname? Porque si ese fuera el caso podría haber llamado más temprano a ella o simplemente llamarla en la mañana.

— ¿Estas bien Alice? — Me atreví a preguntar.

— ¿Por qué estaría mal? — Preguntó de una manera desafiante.

¿Por qué lo estaría?

Porque me llamaste, porque está poniendo a la mocosa de pretexto sin justificación bien realizada y porque estaba hablando conmigo a estas horas de la noche.

— Solo fue una pregunta — solo respondí.

Alice no volvió a hablar, pero se mantuvo en la línea, estaba hasta dudando si debía finalizar la llamada o esperar a ver si quería seguir preguntándome algo de la mocosa.

No es que no quisiera hablar con ella ¿¡Quién en esta vida no quisiera estar hablando con Alice Vermont!? ¡Maldición! Era una de las mujeres más bellas que he conocido y con una actitud tan única que hace que desde el momento que la miras, nunca te olvides de ella pero, hay límites.

Ella es una Vermont.

Hace muchos años, antes de empezar a trabajar con el jefecito, tenía un flechazo por ella, eso era algo común, era común en el instituto que asistía que los hombres sintiera aunque sea deseos de estar con ella, aunque muy pocos se atrevían a confesarlo, yo fui uno de esos.

No le llegué a conocer muchas parejas, solo uno oficiales y algunos que otros amores ocultos que tuvo, de los que solo se escucharon rumores.

Al comenzar a trabajar con el jefecito sabía que tenía que dejar esos sentimientos de lado, no era bueno tener que verla y que me pusiera nervioso con tan solo ella mencionar mi nombre, era un maldito hijo de puta enamorado de mi primer amor, o cómo sea que se llame esa mierda.

Con los años llegué a enterrar tan bien mis sentimientos hacia ella que hoy en día, no creo que ni existan.

Se me hizo más fácil el hecho de que ella no conversaba conmigo cuando nos encontrábamos, solo un educado intercambio de palabras, para luego ambos seguir su camino. Nosotros comenzamos a hablar más, fue cuando llegó la mocosa a nuestra vida.

¿Se lo debía agradecer?

¡Claro que no! La mocosa debió aparecer para el entonces que estaba embobado por Alice.