Capítulo 10 (La mujer triste)

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Publicado primera vez .: 20.12.2013


Capítulo 10 (La mujer triste)


Canción: Sweet Dream - Emily Browning


Kaname :

Luego de dos horas en el tren me dio mucha hambre y busqué entre las cosas que me había preparado Alice y vi un rico sándwich de pollo y queso, una de mis comidas favoritas, sonreí al verlo y lo cogí para devorarlo completo, luego tomé un jugo de mango de cartón y comencé a comer con mucho gusto, me encantaba comer y más todas las delicias que he probado últimamente, eran sabores nuevos para mi paladar y me encantaba mucho; aunque debo admitir que algunas veces no me han gustados mucho algunos platos que prepara Mia.

Ella siempre me dice que es bueno para mi, que tenía que aprender a comer saludable, me gustaba mucho los vegetales, pero Mia hacía plato extraños.

No noté que el señor Thomas me estaba mirando mientras comía, me limpié la boca por si acaso estaba sucia, él hizo el intento de sonreír, mas no lo hizo y se mantuvo con su expresión fría. La chica rubia que andaba con nosotros y que ahora sabía que se llamaba Bellidandy ¿Un nombre extraño no? Aunque el mío, según decía Daniel –Mi nuevo amigo –Decía, que mi nombre es extraño.

Bellidandy se acercó hacia nosotros con una sonrisa brillantes, ella era muy bonita, pero ella no es tan amable conmigo, aunque tampoco me ha tratado tan mal.

— ¿Y dime Thomas no quieres una madre para la pequeña humana? — Dijo mirándome con cierta pena para luego aprovechar que al lado mío había un asiento disponible y que estaba al frente del señor Thomas, ella se sentó y se acomodó su cabello y su ropa antes de volver a mirar hacia él, pero este no se inmutaba ante la presencia de Bellidandy. Bueno, él nunca se inmutaba frente la presencia de alguien. — Una madre es esencial en el crecimiento de una pequeña y más una de su raza.

El señor Thomas dejó de leer el libro que llevaba horas leyendo para poder ver a la rubia que tenía al frente, su expresión como siempre era que no descifraba qué era lo que realmente quería transmitir. Yo me mantuve atenta a la respuesta que iba a dar él, el sonido de una sonrisa seca hizo que volteara en dirección al señor Pablo, el cual miraba la escena con cierta gracia y elegancia a la vez.

No me importaría que el señor Thomas estuviera con alguien en una relación, él es grande y eso es lo que las gentes grandes hacen ¿No? Lo único que esperaría es que no se olvide de mi.

— Kanina necesita una madre y yo podría ofrecerme como una, ya que te has ofrecido tú de tener una mascota como humana — Dijo mirándome por su hombro para luego volver a poner su atención en el hombre de ojos penetrantes que tenía al frente.

— Según tengo entendido, tú no soportas a los humanos. — Hablo por primera vez con un desinterés muy común de él.

— Según tengo entendido tu tampoco. — Contraataco. —Y tienes de mascota a uno. — Dijo ella mirándome de reojo, le iba a protestar que yo no era ninguna mascota, estaba cansada de que algunos de ellos me trataran como si yo fuera una mascota, antes de yo hablar.

Al parecer el señor Pablo sabía mis intenciones que me puso la mano en mi pierna y cuando lo miré me negó con la cabeza, negando a lo que sea que yo iba a hacer; asentí y me quedé callada.

El Vampiro & La Bella (Saga Vermont I )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora