Capítulo 58 (Confesiones)

13.6K 698 261
                                    

{6,593 palabras (antes)}
[9,266 palabras (ahora) ]

Capítulo 58 (Confesiones)

KANAME

― Señorita Kaname ― escuché haciendo que me enfocara en mi nueva nana.

Su nombre era Aliera, ya no me encariñaba mucho con las nanas como antes, dejé de hacerlo en el momento que veía que la nana que más me había durado solo fueron 4 meses; pero eso no impedía que le tuviera respecto.

― ¿Si? ― Pregunté pestañeando más de lo normal, pero quería que ella viera que le estaba prestando atención.

― ¿Estas bien?

Su pregunta me extraño, me quede analizando un poco, para luego acomodarme en la silla que estaba sentada. Había bajado de la habitación de Alice para venir a cenar y durante todo el trayecto quise mantener mi mente en blanco.

― Claro ― contesté sonriendo un poco para no preocuparla, ― la cena esta muy rica ― añadí mientras movía la cuchara adentro del plato.

Aleria continuó mirándome extraño y yo mantuve la sonrisa.

― ¿Qué? ― Pregunté.

― Llevas una hora cenando y no has tocado ni un solo bocado ― señaló mi plato.

Esta vez lo observé mejor, solo estaba la comida regada de tanto que la moví con la cuchara, pero todavía la misma cantidad estaba ahí.

― Lo siento, yo...―

― Lola, retírate de la cocina ― ordenó Claus en el momento que entró a la cocina interrumpiendo mis disculpa.

Aleria asintió con la cabeza y se retiró a toda prisa sin decir una palabra.

― Eso ha sido grosero ― le comenté tomando de nuevo la cuchara y esta vez lleve un bocado a mi boca. Lo sabía , la comida estaba rica.

Claus se encogió de hombros para tomar un asiento en frente de mi.

― Y su nombre no es Lola, se llama Aleria ― corregí.

― Todas las mujeres que trabajan para mi se llaman Lola ― me señaló.

― Trabajan para el señor Thomas, no para ti ― le recordé.

― Muy graciosa.

― Aprendo del mejor ¿No? ― Me reí mientras rodaba los ojos.

― Gusano, te falta mucho para llegar a hacer como yo ― se alabó mientras se quitaba una paja imaginaria de su chaqueta.

La sonrisa de Claus era muy bonita, pero al venir acompañado de bromas, narcisismo y burlas, no hacía que se presenciara bien, al menos para mi.

Solo me reí y comí otra cucharada, cuando iba por mi tercera volví a mirar hacia Claus, él seguía sentado en frente de mi en silencio, no era el silencio que me asustaba, sino que no había soltado ningún comentario tan típicos de él.

― Hay algo que te tengo que decir ― sonrió un poco forzado para venir de él.

Levante las cejas con un poco de curiosidad.

A pesar que había mencionado que me tenía que decir algo, volvió a permanecer sin decir una sola palabra, haciendo hasta que me llegara a preocupar, eso no era normal en él.

― ¿Claus? ― Hablé después que tenía tiempo sin hablar.

Claus solo me miraba, luego hacia la puerta, al techo y volvía a mantener su mirada a mi. La verdad, no supe cuántas veces lo había hecho.

El Vampiro & La Bella (Saga Vermont I )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora