CAPÍTULO 1

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Admirable.

Alexander Hudson.

Paso mis manos por el borde del escritorio. Dirijo mi mirada hacia la televisión frente a mí y mis ojos captan a la hermosa mujer de cabello negro y ojos verdes. Su padre, Magdiel Grace, está a su lado como si él fuera la persona más importante que existe. Cosa que no es así, y su hija lo confirma. 

Le subo el volumen, necesito escuchar su voz una vez más. 

—Hemos cerrado contrato con las empresas Vitale en Italia y las empresas Lehmann en Alemania, y me da el gusto anunciar que estamos muy felices con los resultados. Muy pronto tendrán novedades. —anuncia Magdiel Grace. 

Es obvio que ese discurso fue ensayado, además de que estoy seguro que eso no era lo que iba a decir. La mirada de Elizabeth solo expresa eso. 

Elizabeth Grace. 

¿Quién es Elizabeth Grace? Elizabeth Grace es una empresaria muy reconocida gracias a conseguir contrato, y volverse socia de muchas empresas famosas a nivel internacional. La mujer que logró muchas cosas que su padre nunca pudo. 

Pero, ¿quién es Elizabeth Grace para mí? Elizabeth Grace para mí es solo una niña mimada que lo único que quiere es ser famosa. Y lo ha conseguido, claro que sí, gracias a su padre. Como siempre tomando méritos que no le corresponden y logrando cosas que no merece. Pero aún así la admiro. 

Esa mujer es admirable. 

Es admirable por intentar hacerme ver la cara de estúpido mintiendo acerca de sus logros y méritos, que, según ella, los consiguió sola. 

Claro que no es cierto, yo no le creo y pobre aquellas personas que sí lo hacen. 

Ajusto mi traje antes de salir de mi oficina. Entro al elevador y marco el piso uno. Las puertas se cierran, el elevador empieza a descender y yo me fijo en mi reloj. Dentro de media hora es mi reunión con Héctor Vélez. Un magnate de España, tuve que utilizar métodos diferentes a los que habitualmente uso, pero logré convencerlo de venir a New York. 

Es difícil convencer a alguien como él, tan exigente y ambicioso. Ni siquiera la perfecta niña mimada Elizabeth Grace lo lograría, ni en sus mejores sueños. Personas como ella, que solo piensan en sí mismas, no logran nada si no es con dinero, y eso es algo que Héctor Vélez no necesita. 

Ya deja de pensar en ella. 

Salgo de la empresa volviendo a mirar mi reloj. Me subo al auto y le indico al chofer a donde tiene que llevarme y en poco tiempo. El auto se pone en movimiento y yo me pongo a ver las notificaciones de mi celular, una llamada se refleja en la pantalla y atiendo de mala gana. 

—¿Qué quieres?. —pregunto. 

—Oh, nos despertamos bravos hoy ¿o qué?. —cuestiona. 

—No es eso, es… Dime qué quieres que dentro de —miro mi reloj— veinte minutos tengo una reunión con Héctor Vélez. 

—¿Cerrarán contrato?. —cuestiona. 

—Ese es el propósito, pero como estamos hasta el momento, no tengo muchas esperanzas. 

Marc suelta un suspiro. 

—¿Por qué te empeñas tanto en conseguir contrato con ese señor? Sabes que aquí en New York tienes a más empresarios que puedes convertir en socios. A veces te complicas mucho la vida Alexander. Es más, deberías hacer contrato con la hija de Magdiel Grace, ¿cómo es qué se llama esa chica? ¿Elina? ¿Elvira? ¿Eleany?...

MISÈREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora