CAPÍTULO 24

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Neto.

Elizabeth Grace.

29 de octubre.

Hora: 04:33 A.M


Intento abrir mis ojos, pero cada vez que lo intento siento como si una fuerza invencible me obligara a cerrarlos de nuevo. 

Aún sin poder ver nada, logro percibir muchas luces y ruido a mi alrededor. Son voces que gritan dando órdenes o exigiendo cosas. Puedo escuchar llantos... Están llorando, pero ¿quién?

No entiendo nada. 

Yo estaba en la mansión... creo. No puedo recordar... no recuerdo con quién estaba o si realmente estaba en la mansión de mi padre. 

¿Qué pasó?

Siento mi cabeza palpitar con fuerza, es como si quisiera deshacerse de una carga muy inmensa, pero se le resulta imposible. 

Abro mis ojos pese a cualquier dolor que aquello me provoca y confundida observo a un ¿doctor?. Está corriendo, con sus manos sobre algo... no lo sé. No lo entiendo realmente. Quiero hablar, quiero decirle que se detenga o que me ayude a calmar el dolor que parezco sentir en mi cuerpo, sin embargo, cuando intento abrir mi boca para contarle lo que siento, para ordenarle que se detenga, ni una palabra se escucha, ni un sonido deja mi cuerpo. 

Estoy confundida, por completo porque no entiendo nada de lo que sucede. 

¡Qué jodieron los malditos frenos, carajo!

Un recuerdo se desencadena en mi memoria y varios con él. 

¿Qué?

Estaba en el auto, en mi auto y... y creo que había alguien conmigo... creo, porque no lo recuerdo. No, no, no. Sí, sí lo recuerdo es... es él. Su nombre... su nombre es... su nombre es Ragnar. 

Ragnar. 

No, ese no es su nombre. Su nombre es Alexander, sí, ese es. 

Hubo un accidente, ¿cierto? Yo lo provoqué y lastimé a alguien. Maldición. 

Alguien se acerca a mí y puedo sentir manos en mi cuerpo. Un grito desgarrador deja mi boca cuando un dolor horrible se instala en mi hombro. 

Luego otro... Y otro. Como si martillearan mi cuerpo con fuerza, brutalmente. 

Quiero que paren. 

Quiero que se detengan. 

Solo deténganse... 

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06 de noviembre.

Siempre dicen que las cosas pasan por algo, ya sea bueno o malo. Dicen: "Ya pasará" "Vendrán cosas buenas" "Ya verás que la vida te traerá muchas bendiciones".

Las personas, usualmente, dan esperanzas a quien no las tiene. Le dan un qué esperar a quien ya se había rendido o simplemente decidió que no quería volver a subir para luego caer de una forma horripilante. Siempre me he mantenido en un equilibrio casi perfecto entre las esperanzas y la realidad. He tenido siempre en mente que puedo tener esperanzas aunque no las haya.

Tener esperanzas no significa solamente esperar lo bueno, pero tampoco significa que esperemos solo lo malo. 

Lo bueno no llega, uno dice que sí pero realmente eso no pasa. Puedo decir por experiencia que de tanto esperar que lo bueno llegara a mi vida, lo malo se encargó de llenarme en la espera eterna. 

MISÈREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora