Perspectiva.
Elizabeth Grace.
Siempre he visto el mundo de manera distinta que los demás. Por mi mente solo pasan muchas ideas para futuros proyectos en la empresa de mi padre.
Mi perspectiva es distinta.
Soy la heredera de toda la cadena de empresas Grace, pero por ahora solo me ocupo de la empresa Dlemer. Dlemer es la empresa más grande y reconocida a nivel mundial, de construcción.
Mis metas son muy distintas a las que quiere mi papá o mi mamá.
Ajusto mi coleta alta, paso el labial rosado por mis labios y acomodo mi vestido crema, corto. El día de hoy tengo asuntos que solucionar y tratos que cerrar. Tomo el bolso en mis manos y salgo de mi habitación. Mi mamá se coloca frente a mí para despedirse, sin embargo le paso de largo, ignorándola, y salgo de la casa. No necesito sus malas vibras en mi vida, estoy bien sin sus supuestas recomendaciones de como debo ser o comportarme.
Ellos no son los dueños de mi vida, yo sí lo soy, y hago con ella lo que se me plazca. Entro de manera rápida al puesto de piloto, en mi Maclaren rojo. Lo enciendo, muevo la palanca y acelero el auto haciendo que este se mueva de manera veloz por las calles de New York, hasta llegar al edificio de la empresa Dlemer. Estaciono y me bajó, justo cuando un auto gris pasa frente a mí, casi llevándome consigo.
Me fijo en el conductor y me sorprendo por quien es. Lo ignoro y entro a la empresa. Saludo a los empleados.
Siempre trata como quieres ser tratado.
Me subo al elevador y presiono el penúltimo piso, justo donde está mi oficina. El elevador abre las puertas y yo salgo. Entro a mi oficina y veo una taza de café en mi escritorio.
—¡Gracias!. —exclamo con una sonrisa.
—No hay de que, Elizabeth. —musita Brenda entrando a la oficina con su elegante conjunto, conformado por un pantalón de tela negro, una camisa blanca, un chaleco negro y sus tacones.
Brenda es de piel morena, ojos cafés, alta, cabello castaño y facciones marcadas. Para mí, Brenda Maier, es simplemente superior. Esta empresa no sería la misma sin ella.
—¿Qué tienes para mí, Brenda?. —cuestiono.
—Te traigo el informe de lo que ocurrió ayer cuando no estabas, se les vendieron los materiales a la empresa Italiana de los Vitale, todo salió bien. Yo supervise los trámites y todo va de maravilla. Nuestros socios de Alemania tuvieron problemas con la llegada de nuestros servicios; también lo solucioné. Solo que tuve que tener mucho cuidado con esa mujer alemana, parece uno de esos animales que hasta por los poros expulsan veneno.
—¿Quien?. —pregunto hojeando el documento que acaba de mostrarme.
—Adelaida Lehmann. —responde con un suspiro.
—Mmm… no me suena, creo que no la conozco. ¿Segura que ese es su nombre?.
—Sí, muy segura, la recuerdo muy bien, si me gritó en una llamada y casi me rompe los tímpanos.
Rio un poco.
—Ay, Brenda.
—¿Qué?. Tengo a esa alemana en mi lista negra, ese escorpión no se me va a escapar.
—Mujer, la pobre chica no ha hecho nada malo, solo te llamó porque ocurrió un problema con nuestros servicios, ella no tiene la culpa.
—¡Pero yo tampoco! ¡Y me gritó!. —reclama.
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MISÈRE
ActionElizabeth Grace. Una mujer joven, con sueños y un esplendoroso futuro. No necesita dinero porque para eso trabaja, y, a pesar de que la mayoría de las personas digan que lo que tiene es gracias a ser la hija de Magdiel Grace, ella sabe que no es as...