CAPÍTULO 5

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Mentira

Alexander Hudson

Elizabeth Grace ha sufrido un terrible accidente de tránsito. 

Elizabeth Grace ha sido ingresada al hospital. 

Elizabeth Grace está siendo atendida por el doctor Orduña. 

Han empezado las investigaciones acerca del accidente de la empresaria Elizabeth Grace. 

Se han encontrado grabaciones de un ataque hacia Elizabeth Grace cerca del hotel Morningstar. 

La señorita Grace no ha despertado. 

El señor Magdiel Grace está dispuesto y exige que encuentren a quienes han atacado a su hija.

Las noticias son un caos. Cada periódico, cada revista, cada canal, habla sobre el ataque hacia Elizabeth. Sí, se ha confirmado que no fue un accidente, fue un ataque. 

Las cámaras del sitio donde fue atacada muestran con exactitud la hora y el auto de Elizabeth siendo perforado por múltiples balas. 

Me adentro en el auto de Marc y noto que hay una mujer adentro. 

—Hola. —saludo a la mujer que mantiene su atención en el celular—¿Tan temprano?. —pregunto a Marc. 

—Shh. Cállate y solo bájate cuando lleguemos al hospital. —dice por lo bajo. 

—Bien. 

El carro toma velocidad y avanzamos por las calles de New York. El bello lugar donde me crié, donde crecí y donde me quedé sin familia. 

No puedo evitar sentir preocupación por la vida de Elizabeth, ella podría estar muriendo justo ahora, sin embargo no desearía que su padre no sufra. No debe morir, pero su padre sí sufrir. 

Irás al puto infierno y me sentiré bien aún cuando yo también deba ir a él. 

Hay diferencias entre Magdiel y Elizabeth, son pequeños, pero muy notables, son pocos, pero muy peligrosos. Me he dado cuenta de que no odio a Elizabeth, solo la detesto, significado parecido, pero no el mismo. A Magdiel sí lo odio y más sabiendo que es el culpable de lo que le sucede a Elizabeth y no parece importarle, actúa como si no hubiese lastimado a nadie, ni siquiera a su hija quien sé es la mayor víctima en toda la mierda que ha hecho él. Ella es la mayor debilidad de su padre, sin embargo también es el más grande peón en sus juegos retorcidos y perversos. 

No había pensado en algo antes y es que la palabra "odiar" es tan fuerte y poderosa como la palabra "amar". Para odiar se necesita conocer, tener razones válidas, y para amar se necesita aceptar. Son muy peligrosos los dos. 

Evolucionar sería una palabra que describe muy bien cuando una persona ama de verdad, porque ambas partes evolucionan aún cuando no se note la diferencia. Y paralizarse, detenerse, bien podría ser utilizado para definir odiar, quedarse estancado en el mismo lugar, justo como me sucede a mí, sin embargo no puedo evitarlo, no conociendo todo lo que hizo Magdiel y lo que, seguro, hará. 

Marc detiene el auto frente al hospital y yo suelto un suspiro. 

—Vamos, baja ya. —pide. 

—No te vayas. Solo iré a ver como está y vuelvo, así que no te vayas… —digo saliendo del carro— o tendrás que soportarme en tu casa durante un mes. —cierro la puerta y me inclino hacia la ventana—No te vayas. —repito. 

No sé ni para qué me empeño en pedirle que no se vaya si al final terminará haciéndolo. Debí haber venido en mi auto, no sé por qué no lo hice. 

MISÈREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora