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Elizabeth Grace
Trato, Elizabeth.
Y esas palabras son suficiente para que mi corazón salte desbocado y deba obligarme a controlar mi agitada respiración. Algo se remueve en mi interior con aquellas palabras, parece irreal. Me levanto de la silla y voy hasta el enorme ventanal transparente, observando todo el exterior, los edificios y los autos pasando frente a mi empresa. Las acciones no son certeras, hay un desequilibrio total en cada movimiento mío, el balance está inclinado más en favor de mi padre, sin embargo siendo su hija hay más cosas que puedo hacer.
Siento movimiento a mi espalda y no es necesario pensar mucho, en segundos Alexander ya se encuentra a mi lado, viendo lo mismo que yo, sus manos entrelazadas en su espalda, mostrando la seguridad y elegancia que me tiene atraída. Él percibe lo mismo que yo al estar aquí, en lo más alto del edificio, observando todo desde la cima, viendo el resto como diminutos; inferiores a nosotros.
Él siente el poder.
Él siente la ambición de ser dueño de todo.
Él siente lo que yo he estado sintiendo desde que me cedieron esto.
Podría jurar que vemos por los mismos ojos, porque somos tan iguales, pero tan diferentes a la vez. Uno puede ser el agua y el otro el fuego, podemos ser lo mismo y a la vez no serlo.
—¿Lo destruiremos, Elizabeth?. —pregunta con voz ronca, dura y dictadora.
—Sí, lo haremos, Alexander. —afirmo convencida, aún sin estarlo por completo, sin embargo puedo asegurar que si yo no lo destruyo, Alexander sí lo hará y cuando esté en ese punto más alto, que sea superior a él me dará el pase a que termine con Magdiel.
Yo no quería hacer esto, y por más que sienta disgusto conmigo misma al haber amenazado a Alexander, soy consciente de que era la única forma si quería dejar a un lado tanta desconfianza. Mis dudas me iban a agobiar demasiado si daba un paso adelante sin ponerle un alto a Alexander. Él es inteligente, pero no más que yo, conozco cuál era su plan y lo modifique a mi manera, desconozco sus razones para acabar con mi padre, sin embargo no lo pregunto porque no son de mi incumbencia. Hacerme ver cómo la villana no es un pasatiempo, es una personalidad, él se dio cuenta desde el primer momento que la escena que estaba montando era una completa mentira, no expresaba nada y por eso me hizo fácil descubrir que él ya estaba al tanto de lo que planeaba hacer. Brenda le tuvo que haber contado todo.
Él sabe que mis amenazas se cumplirán si hace algo mal, pero no les teme. Cuando entró a mi oficina venía preparado para lo que le diría, se mantuvo serio e impasible hasta que le amenace con su hermana, allí fue cuando perdió el control y lo hizo tan real que por un microsegundo lo creí, sin embargo ese fue su error, hacerlo ver tan real, lo conozco poco pero suficiente para decir que él no perdería el control y menos con algo tan banal, como lo es meter el nombre de su hermana en un documento que apenas y tiene sostenibilidad como verdad. Pero permaneció fingiendo y eso significa lo muy desesperado que está de entrar en confianza con Magdiel.
Todo lo que dijo es una gran mentira que hizo pasar por verdad disfrazándolo de miedo, cosa que descubrí con facilidad siendo yo una experta en ello. Sus palabras fueron vacías y engañosas, crueles dirían otras personas, sin embargo para mí fueron la confirmación que necesitaba para negarme a sentirme mal y trabajar con la mente fría, o al menos un poco.
Él me odia, lo hizo siempre y lo seguirá haciendo. Nuestra relación se basa en odio, y cómo triunfador en ser la cerilla que ponga todo a arder está el pensamiento de querer lo mismo al final.
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MISÈRE
ActionElizabeth Grace. Una mujer joven, con sueños y un esplendoroso futuro. No necesita dinero porque para eso trabaja, y, a pesar de que la mayoría de las personas digan que lo que tiene es gracias a ser la hija de Magdiel Grace, ella sabe que no es as...