Nada parece ser inalcanzable

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Narra Dulce:

A veces el universo conspira para que ocurra aquello que tanto anhelamos. Esas pequeñas cosas que hacen de nuestra vida un conjunto de momentos felices, de esos que te llevas en el corazón a través de los años y conservas como el tesoro más preciado.

Había tenido la oportunidad de ver a los dos amores de mi vida juntos y en mi corazón no cabía más magia. Durante años la imagen que tuve en mi cabeza fue distinta, pero esta había superado cualquier expectativa que yo pudiera tener. En apenas unos minutos había visto su complicidad, como se miraban y el amor en cada gesto de Christopher.

Al entrar de nuevo en la casa me quedé observando durante unos segundos a María Paula. Ella dormía plácidamente sin saber todo lo que yo estaba sintiendo en ese momento, dormía sin saber que hacía apenas unos minutos había conocido a alguien que la quería antes de que llegara al mundo, alguien que a pesar de estar lejos, siempre estaba cerca.

Los días pasaron y llegó el momento en el que Inalcanzable se lanzaría en las plataformas. Amaba su versión, la pasión que puso en la presentación y todo lo que me dijo en apenas tres minutos. Estaba deseando volver a ver ese momento de nuevo, volver a sentir todo lo que me produjo la primera vez que escuché su voz en esa canción tan especial para nosotros.

Ya era de noche cuando me metí en la cama y agarré el celular. Vi que ya habían compartido el vídeo de Inalcanzable y tuve que entrar a verlo. No pude evitar fijarme en esa luna rodeada de mar, ese escenario donde de alguna manera él no estaba solo, también estaba yo.

Las primeras notas de la canción comenzaron a sonar y sin querer me transporté a ese 26 de diciembre en el que supe que nada entre nosotros había cambiado. "Qué ganas de decirte que no hay nadie más que te ame sin medida". Esa frase era tan verdad, tan él, tan yo, tan nosotros que dolía como nunca antes lo había hecho.

Él cantando aquellas palabras que tantas veces me había repetido, con nuestra luna acompañándolo y su corazón unido al mío. Esa luna era tan importante para nosotros, nuestro nexo de unión, nuestra forma de decir te quiero sin palabras y la demostración de amor más hermosa que nadie hubiera hecho jamás por mi.

Por un momento sentí el impulso de compartir la canción, de decirle al mundo que yo también podría morir por él, pero no podía. Solo podía hacerle saber que guardaría ese pedazo de nosotros siempre, como el regalo más hermoso y especial que nunca tuve.

Abrí su chat y escribí mientras una lágrima recorría mi mejilla.

"He vuelto a escuchar tu voz, nos he visto reflejados en esa luna que iluminaba ese momento tan especial para ti y necesitaba decirte que verte cantar esa canción es el mejor regalo que me han hecho en la vida"

Dejé el celular sobre la mesilla que se encontraba al lado de la cama e intenté conciliar el sueño, pero el sonido de la lluvia no me dejaba dormir. A las dos horas, y tras muchos intentos por cerrar los ojos, me levanté y me asomé a la ventana que estaba justo en frente de la cama. Vi cómo llovía con fuerza, pero aún así la luna estaba completamente llena, y brillaba casi tanto como lo hacía aquella que aparecía en el vídeo. La observé durante unos segundos y una luz se iluminó en la habitación.

Me acerqué a la mesilla donde unas horas antes había dejado mi celular y entonces vi su mensaje.

"No podía dormir. La luna está haciendo de las suyas y no puedo dejar de mirarla. Cada vez que la miro te veo a ti y nos veo a los dos en ella. Quería que supieras que esa canción es para ti, para siempre. Quiero que guardes ese momento y lo recuerdes cuando me sientas lejos. En la luna siempre vamos a existir, pase lo que pase"

Me sentí la mujer más afortunada del mundo. Quién podría conservar ese amor tan puro durante tanto tiempo, quién era capaz de sanar los errores, remendar los rotos del pasado y convertir las cicatrices en aciertos. Nosotros habíamos conseguido todo eso, habíamos entendido que el amor era capaz de superar cualquier obstáculo, a pesar de las circunstancias y las piedras que la vida nos había puesto en el camino. No sabíamos si era el momento, pero estábamos convencidos de que algo tan grande no podía tener final.

Me fuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora