Nunca sabes que te deparará la vida

858 63 8
                                    

Narra Christopher.

La palabra que define este momento es felicidad.

Tengo muchos sentimientos en este instante y siento que necesito expresarlos antes de que acaben conmigo. Hace unos años no podía tan siquiera escuchar el nombre del proyecto que más alegrías me había dado, no era nada en contra de esa época, más bien me dolía demasiado que hubiera pasado y ya nada fuera lo mismo. Me encontraba en un momento en el que tenía que labrarme un futuro en solitario, desprenderme de la chaqueta roja y la corbata para ponerme el traje de otras historias.

Ahora todo había cambiado. La madurez, la tranquilidad y la estabilidad estaban volviendo a mi vida poco a poco, y era hora de volver a vivir de la manera en la que quería. Mi relación con Muriel se desgastó en cuestión de semanas, llevábamos mucho tiempo separados y me di cuenta de que no echaba de menos los momentos en los que estábamos juntos. Decidí acabar con ella y centrarme en lo que estaba por venir.

Últimamente RBD estaba más unido que nunca, me emocionaba muchísimo todo lo que pasaría en apenas unos meses y no escondía esa emoción al hablar de ellos y del proyecto. Después de uno de los zoom que hicimos con Guillermo para concretar todos los datos de la promoción, me llegó un mensaje que no esperaba.

Era ella.
Me decía que le daba gusto verme feliz, y ni siquiera sabe que ella tiene gran parte de culpa. Desde que tuvimos aquella conversación las cosas habían mejorado en todos los sentidos, éramos dos personas completamente diferentes, pero había algo intacto.

De la noche a la mañana comenzamos a tener más contacto y entonces me di cuenta de que lo que seguía intacto, era el amor.

Sabía que el momento en el que nos encontrábamos era complicado por la situación. Me sorprendí siendo más protector que nunca con ella, la sentía tan débil en ese momento que lo único que necesitaba era protegerla para que nada malo le pasara. Necesitaba decirle que todo iba a salir bien a pesar de las circunstancias, y dentro de mi, esperaba ser aquel que la salvara.

Un día desperté con ganas de sorprenderla, sabía que estaba trabajando mucho y quería darle una pequeña sorpresa. Mi mamá se acercó a mi mientras yo preparaba mi café de la mañana y buscaba algo en el celular.

- Qué madrugador, Chris. Son sólo las siete de la mañana y ya andas despierto. - me dijo mi mamá.
- Estoy haciendo una cosa. - le respondí sin darle ningún detalle. Entonces ella miro mi celular y vio que estaba encargando un desayuno para enviar.
- ¿A quién le vas a mandar ese desayuno?
- A Dulce, estos días ha estado muy cansada y me apetecía darle una sorpresa.
- Cariño, ¿estás seguro de lo que estás haciendo? Ahora que todo está bien no pueden destrozar su relación.
- Estoy más seguro que nunca. Nos llevamos bien, estamos en un momento increíble y eso es todo.
- Chris, ella está casada y será mamá en muy pocos meses.
- Lo sé, pero no por eso voy a dejar de ser parte de su vida. Creo que ya hemos perdido demasiado tiempo estando lejos.
- Sabes que te apoyo pase lo que pase. Siempre te he dicho que hagas lo que sientas, porque esa es la única manera de no arrepentirte.
- Gracias mamá. Lo tendré en cuenta.

Después de esa conversación subí a mi cuarto y agarré el peluche de la ranita que era tan especial para mi. Recuerdo que cuando Dulce me lo regaló quise llorar de la emoción, no creía ser merecedor de ese amor tan inmenso, de esos detalles que eran todo para mi. Quería que ella lo tuviera, que en algún momento fuera para su bebé, mi primer regalo.

Dos horas más tarde me llegó su mensaje. Se había tomado una foto con la ranita y estaba hermosa, más que nunca. Tenía un brillo especial en los ojos que inundaba todo.

No sabía que pasaría en los próximos meses. Nunca sabes que te deparará la vida. Pero lo que sí sé, es que después de tanto tiempo, hacer lo que siento es mi única razón. Y en cuestión de sentimientos, nunca está nada escrito.

Me fuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora