Capitulo 2

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Y llegó el día.

No dormí en toda la noche. Solo podía pensar en la dichosa cena y todo lo que provocaría. Paco decidió ir conmigo cuando le conté que estarían todos, y me preocupaba su reacción al conocerlos. Bueno, más bien al conocerlo a él.

Intenté distraerme componiendo y así pasaron las horas hasta que tuve que arreglarme para salir. Decidí escoger algo sencillo que ponerme para ir a la cena, no dejaba de ser una reunión de viejos amigos que llevaban años sin verse.

La última vez que nos reunimos Poncho no estuvo con nosotros. Echábamos de menos estar todos juntos y volver a sentirnos como la familia que éramos. Cuando el grupo acabó no imaginábamos todo lo que íbamos a vivir por separado, y tampoco imaginábamos que en ciertos momentos la distancia entre nosotros sería más que espacial.

Volví a la realidad cuando escuché cómo Paco me preguntaba algo desde el baño.

- ¿A qué hora tenemos que irnos Dulce? - Me preguntó Paco.
- Poncho me dijo que con que lleguemos a las 21 a su casa está bien.
- Ok. Entonces tenemos que darnos prisa, son más de las 20:30.

Estaba tan metida en mis pensamientos que no era consciente de la hora. Tan solo me faltaba escoger un bolso y salir, así que corrí lo más que pude y me adelanté a la puerta.
Paco me siguió y los dos nos metimos en el carro.

En el camino mi cabeza iba más rápido de lo normal, no dije ni una sola palabra en todo el trayecto y Paco agarró mi mano al notar mi nerviosismo. Saqué el celular y vi un mensaje de Maite, me avisaba que ya estaba llegando y que me esperaba en la puerta.

Conseguimos dejar el carro en frente de la casa de Poncho y vi a Maite saliendo del suyo y corriendo hacia mi. Nos dimos un abrazo tan intenso como el tiempo que llevábamos sin vernos, y le presenté a Paco antes de tocar el timbre de la casa.

Poncho abrió la puerta y en su cara vi la ilusión que tenía por este reencuentro. Siempre se decía que él era el más despegado de todos, que renegaba de su pasado como RBD, pero nada más lejos de la realidad.

- Pero no se queden ahí quietas, denme un abrazo. - Dijo Poncho antes de lanzarse hacia nosotras.

- Ponchito qué gusto verte de nuevo. -Maite siempre tenía las palabras exactas y nunca había perdido su esencia. Era una persona cariñosa y protectora con todos, tenía que agradecerle tantas cosas.

Maite y yo atravesamos la puerta y Poncho saludó a Paco estrechándole las manos. Fuimos los primeros en llegar a la cena y dentro estaba Diana, que nos saludó con un abrazo.

- ¿Qué tal están? Pueden dejar sus cosas en la habitación de Dani si quieren. - Diana es una mujer maravillosa, nunca vi a Poncho tan feliz con nadie, ni siquiera conmigo. Me alegraba muchísimo por él y ver como había conseguido tener una carrera tan solida y formar una familia a veces me hacía envidiarlo de cierta manera. Yo estaba empezando a formar la mía, pero solo había una diferencia, la suya sí era real.

Nos pusimos todos a hablar en el salón mientras esperábamos a los demás. El siguiente en llegar fue Christian, que nada más saludar a Poncho y cruzar la puerta fue directo a nosotras para abrazarnos como si lleváramos veinte años sin vernos.

Mis nervios comenzaron a aumentar a medida que pasaban los minutos y me preguntaba si Christopher vendría a la cena. Mientras todos hablaban yo estaba en mi mundo. Todos me decían que era muy dispersa, pero esta vez tenía un motivo para estar fuera de onda.

El celular de Poncho comenzó a sonar y al contestar mi corazón se aceleró como no lo hacía hace mucho tiempo. Al otro lado de esa llamada estaba él, el culpable de mis nervios de esos días atrás.

- Christopher se ha perdido, ¿alguien puede mandarle la ubicación? - Preguntó Poncho.
- Yo le mando la ubicación. - Dijo Maite salvándome una vez más.

En ese momento ya no había vuelta atrás. Tenía que enfrentarme a la situación. Nos íbamos a encontrar después de todo lo que había pasado entre nosotros, después de tantos años y tantos recuerdos.

Paco estaba sentado a mi lado en el sofá y hablaba con Christian mientras yo intentaba disimular mi inquietud. Pasaron unos 10 minutos y el timbré comenzó a soñar, sabía que era él, y había llegado el momento que tanto había temido y esperado a partes iguales.

Christopher abrazó a Poncho con fuerza. En ese momento a mi mente llegaron recuerdos de todas las giras, las grabaciones, los momentos entre los seis. Por un instante volví a aquellos años en los que todo parecía tan fácil.

Maite se adelantó y saludó a Christopher, seguida de Christian y Diana. Lo que tantas veces había pensado estaba pasando, él frente a mi y yo sin poder articular palabra. Nos abrazamos y sentí como cada uno de mis huesos temblaba sin poder controlarlos. Sabía que todos nos miraban, pero en ese momento para mi solo existíamos los dos.
Un golpe de realidad me sacudió cuando recordé que quedaba lo más difícil, presentarle a mi marido. Se me hacía tan raro decir esa palabra y que detrás de ella no estuviera él. Paco se acercó y le dio la mano a Christopher de la forma más cordial.

- Te presento a Christopher. - Conseguí decir mientras intentaba tranquilizarme.

- Un placer Paco. - Contestó Christopher en un acto de amabilidad.

Sabía que esa cena haría que todo se tambaleara, sabía que ese encuentro iba a cambiarlo todo. Sabía que entre nosotros nunca estaba todo dicho.

Me fuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora