Me fui

Sin ti tengo el corazon vacío

Habían pasado dos días desde que recibí su mensaje.

Últimamente tenía los sentimientos más a flor de piel que nunca, ya no sabía si eran las hormonas del embarazo, la pandemia o simplemente todos los cambios que se estaban produciendo a mi alrededor. Temía contestar el mensaje y sentir que las cosas se escapaban a mi control, así que decidí no decir nada.

Una vez más estaba huyendo de la situación, pero ahora mi fuerza no era la de hacía años. No sabía qué hacer, me pasaba las horas en casa esperando que algo pasara o que algo se me ocurriera para poder distraerme, pero cada vez se hacía más difícil.
Una mañana quise marcarle a Anahí para preguntarle algunas cosas sobre el embarazo, siempre estuvimos muy unidas, pero en este momento se había convertido en una pieza clave del puzzle en el que se había convertido mi vida.

- ¿Bueno? - Contestó Anahí.
- Annie, ¿cómo estás?
- ¡Dul! Que chido escucharte. Estamos todos bien, ¿tú cómo andas?
- Bien, un poco aburrida la verdad.
- ¿No has salido a ningún lugar, no?
- Desde que terminé de grabar la serie no he pisado la calle.
- Donde mejor estás ahora mismo es en casa, Dul.
- Lo sé, pero a veces todo esto me supera.
- Te noto triste, ¿qué te pasa, Dul?
- No se, toda esta situación me pone muy mal, Paco tiene que trabajar y nos vemos poco, y para colmo cada vez me puedo mover menos.
- ¿Te sientes sola, verdad?
- En muchos momentos sí.
- Sabes que puedes contar conmigo siempre y los demás también están ahí para ti. Christopher me dijo que te mandó un mensaje y no le contestaste.
- Es que no puedo. Quiero que estemos bien, pero estoy demasiado confundida ahora mismo.
- Yo sé que es muy difícil la situación en la que se encuentran, pero él quiere ayudarte, a pesar de todo eres su amiga.
- Soy su amiga. Eso es lo que tendría que ser, pero nosotros no podemos actuar como si simplemente fuéramos eso, ya lo sabes.
- Solo deja que tenga un hueco en tu vida. Ahora mismo necesitas que estemos contigo, y eso es lo que Christopher está haciendo.
- Quizá tengas razón.
- ¿Cuándo no he tenido yo razón? - Dijo Anahí riéndose. - Emi está llorando, al ratito te marco de nuevo, ¿ok?
- Esta bien. Gracias Annie, no sabes lo bien que me hace hablar contigo.
- Ay tonta, estoy aquí para ti cuando quieras. Te marco luego. Cuídate Dul, y cuida a mi sobrino.

Me hizo muy bien la plática con Anahí. Parecía como si los años no hubieran pasado por nosotras, habíamos vivido tantas cosas juntas que nos hicieron conocernos como nadie. Sabía que podía contar con ella siempre y sus consejos siempre fueron muy importantes para mí. Quizá ella tenía razón, no me estaba portando bien con Christopher, él solo quería que yo estuviera bien y demostrarme que seguía ahí, y yo no dejaba ni que se acercara tan siquiera un poco.

Por la tarde decidí mandarle un mensaje a Christopher. Me sentía mal por ni siquiera haber contestado con cualquier cosa a lo que me había dicho hacía dos días, no era justo que él me estuviera tendiendo su mano y yo me negara a agarrarla.

"Lo siento. Estos días estoy un poco sacada de onda y no me apetecía hablar con nadie. Gracias por esto."

Dejé el celular en la mesa del salón y me fui a dormir un rato. Necesitaba descansar mi cabeza aunque fuera sólo media hora y así lo hice. Mi siesta se alargó y a las 6 de la tarde conseguí despertarme. Bajé al salón y vi que mi celular se iluminaba, era él.

"Sé que no lo estás pasando bien, pero quiero que sepas que estoy aquí, ¿ok? Pase lo que pase, siempre."

No pude evitar emocionarme. En el fondo sabía que él era la única persona que podía tranquilizarme en una de mis crisis existenciales. Lo había hecho siempre, y esta no sería la excepción. Aún era temprano, así que en un impulso marqué su número y esperé su respuesta.

- ¿Sí? - Contestó Christopher unos pocos segundos después de marcar.
- Chris, soy Dulce. ¿Podemos hablar?