Epilogo Dulce

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Me hubiera gustado contar esta historia de otra manera, decir que todo acababa como yo hubiera imaginado.

Una historia de amor con un final feliz, esa en la que no existen problemas, y si los hay, se solucionan. Pero no, no es así. Me llevó mucho tiempo comprender que lo nuestro era distinto a todo lo demás, a todas las historias que hayamos vivido antes y después de la nuestra. Y ahí entendí todo, las verdaderas historias de amor no tienen final. Ni feliz, ni triste, simplemente sobreviven al tiempo y las circunstancias.

Un día comenzó, incluso antes de darnos cuenta, y desde ese momento, nunca acabó. Lo verdadero es eterno, y esto que tenemos es lo más verdadero que he tenido nunca, y por eso se que será para siempre.

Es nuestro secreto, nuestro, de nadie más. Guardar tanto tiempo algo tan grande te hace ser fuerte, pero también te enseña a ser paciente. Nuestra decisión de conservar esta historia sólo para nosotros muchas veces fue por imposición, otras por decisión propia, y a veces me pregunto si fue lo correcto.
Cuando miro hacia atrás pienso en los momentos que vivimos como algo único, un tesoro que va a permanecer conmigo toda la vida, intacto, infranqueable y unido a mí para siempre.

Nunca pensé que algo así me pasara. Enamorarme hasta el punto de ser capaz de esperar por él toda mi vida, esta y otras. Porque yo sé que un amor como este no pertenece solo a una vida, no es terrenal.

Hemos pasado por muchas cosas, mentiría si dijera que todo ha sido de color de rosa, pero cada momento ha merecido la pena. Desde el segundo en el que nos vimos algo pasó en nosotros, no sabría decir en qué momento ocurrió todo o qué fue lo que nos llevó a empezar con eso que tan felices nos hizo. Lo único que sé es que no me arrepiento un solo día de haber dicho ese primer "te amo". Siempre supe inconscientemente que él me cambiaría la vida.

Diego y Roberta nos enseñaron que el amor está por encima de cualquier cosa. Nos enamoramos de ellos, y a la vez que ellos se enamoraban, lo hacíamos nosotros. Este proyecto llegó para cambiarlo todo, pero sobre todo, para cambiarnos a nosotros. Agradezco cada segundo que estuvimos juntos en esto, agradezco el momento en el que fuimos elegidos para dar vida a la historia de amor más hermosa, esa que más tarde se convirtió en la nuestra.

Siempre soñé con un final distinto, uno en el que solo estuviéramos los dos. Pensaba que un día él aparecería por esa puerta con esa sonrisa que tanto amo, y yo le estaría esperando cada día como si fuera el primero. Los dos seguiríamos haciendo lo que más amamos, cantar, y seríamos muy afortunados de dedicarnos para siempre a eso. Quizá nuestro hogar sería de tres o cuatro, quién sabe, formar una familia juntos era una de las ilusiones que más extraño. Quizá hubiéramos estado juntos hasta que la vida nos llevara a alguno de los dos.

Guardo en mi memoria los recuerdos de todo lo que vivimos, pero también guardo los momentos que no. En otras vidas, en otros mundos, en la eternidad aún existimos. ¿Cómo se olvida al amor de tu vida? ¿Cómo se entiende que ya no? ¿Como te explicas a ti mismo que no va a volver aunque el amor no se haya ido?

Creo que es imposible olvidar. Este amor es mi tatuaje en el alma, el lugar al que voy cuando el mundo es un sitio difícil. Tengo guardada en el corazón nuestra colección de momentos escritos con tinta azul, esa que es imposible borrar.

Por más que te despidas no te irás de aquí, amor. Estas en mí, en cada una de mis canciones, en mis momentos felices, en los más tristes, en cada espacio, allá donde voy.
Vives en mi, porque por ti, hoy estoy aquí.

Porque un día me fui, pero siempre volvería.

Me fuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora