Harry se quedó mirando al halcón que estaba posado en la barra de la posada, mientras le entregaban la carta que tenía agarrada en el pico.
Dimitriv resopló: -Ese pájaro ha estado sentado aquí durante casi una hora, pero no nos ha dejado tocarlo. Estoy seguro de que, sea lo que sea lo que lleva, es para ti-.
En cuanto Harry cogió la carta, el pájaro se marchó por la ventana que había junto al bar, dejándolos a todos mirando al preadolescente que tenían delante. Harry había estado limpiando algunas habitaciones que se habían desocupado esa mañana, y como tal no había podido ver al pájaro entrar volando.
Pero ahora que el pájaro se había liberado de su carga, había volado de vuelta al lugar de donde venía. Dimitriv supuso que se trataba de Gringotts, y el sello de la carta no hizo más que confirmarlo.
-Ábrela, Hadrian, veamos qué tiene que decirnos Silverclaw-.
Harry rompió el sello de la carta y la abrió, leyendo lo que su director de cuentas tenía que decir, leyendo por encima lo que allí estaba escrito, mientras sus cejas sólo subían más en su frente. Dando la carta a su tutor, Dimitriv la leyó por encima también, antes de suspirar, -parece que vamos a tener que volver a Gringotts pronto, esta es toda la lista que tienes allí-.
Harry asintió, todavía mareado por todo lo que había leído, sin poder creer lo que había pasado con sus cuentas cuando estaba creciendo. Y saber que el Viejo Chiflado había estado detrás, ni siquiera había conocido al hombre, y por lo que le habían contado Fenrir y Dimi, sus padres también se habían distanciado de él.
Así que, cómo era posible que hubiera sido capaz de conseguir tanto para ellos en relación con Harry.
-¿Cuándo podemos ir?-.
Dimitriv tarareó: -Silverclaw nos dijo que se encargó de lo peor, así que no tenemos que ir de inmediato. Pero podemos ir esta noche, cuando la mayoría de las brujas y los magos ya no estén allí-.
Harry asintió, preocupándose con el labio entre los dientes, -sí tengo que tener cuidado por dónde voy y todo eso. Sobre todo con la nota a pie de página de que el Viejo Chiflado estuvo en Gringotts pensando que yo había muerto, o que podía averiguar dónde estaba-.
Dimitriv negó con la cabeza, -tu composición genética cambió, cuando Lord Muerte nos visitó, aunque tenga medios para rastrearte, no funcionarán ya que no son los mismos que ahora. Si alguna vez consiguiera nuevas muestras o un pelo o algo, entonces sí, pero por ahora, estarás bien.
Además, estoy seguro de que más de uno se interpondría entre lo que ocurra entonces, nadie va a dejar que el viejo culón se salga con la suya, Hadrian, no después de todo lo que ya hizo. A la gente le gustas demasiado, tanto como próximo Posadero, pero también como tú mismo, como para renunciar a eso-.
Harry se agachó y se sonrojó, -no es eso sólo por lo que soy, sé que no ha habido un Nigromante desde la época de los Hermanos Peverell. Yo soy uno, y resulta que tengo grandes profesores por ahí, que se aseguraron de que estuviera a la altura, e incluso más allá de lo que un estudiante normal de Hogwarts debería saber.
¿No es sólo por eso que les caigo bien?-.
Dimitriv parpadeó ante Fenrir, que había pasado la noche siguiéndolo, al igual que Integra. La señora Bones, Eileen y Pandora hicieron lo mismo, aunque ninguno de los demás pudiera ver a las tres mujeres.
-Hadrian ¿por qué piensas eso?-.
Harry desvió la mirada, -bueno, todos saben lo que le pasó al Señor Tenebroso, ¿no? Así que no pueden quererme por mí, no después de todo lo que hice para dañar la causa, así que sí...-
ESTÁS LEYENDO
THE INNKEEPER
FanfictionDimitriv había sido el guardián de la posada durante varios años, sin encontrar nunca un heredero que tomara el relevo, dejándole a él -con su vida inmortal- la vigilancia de la posada y de las criaturas que se acercaban en busca de santuario, comid...