THE INNKEEPER

Capítulo 28

Advertencia de activación para la mención de elementos de violación / no estafa.
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Cuando el callejón volvió a ser tranquilo, la mayoría de los huéspedes de la posada volvieron a hacer lo que estaban haciendo antes de que la primera explosión sacudiera los cimientos del edificio en el que se encontraban.

Aunque la posada había sido construida con magia, y había sido fortificada numerosas veces no sólo por los posaderos, sino también por el propio Señor Oscuro. Todos eran muy conscientes de lo seguros que estaban aquí. Pero eso no quitaba que el Señor Tenebroso y su nuevo posadero se pusieran en pie y corrieran hacia el Callejón Diagon en cuanto se sintió la explosión.

Después de todo lo que aquellos dos hombres habían hecho por ellos, no se lo habían pensado dos veces antes de preparar todo lo que pudiera ser necesario. Más aún cuando Harry volvió a aparecer cargando con lo que tenía que ser un Malfoy, seguido por Luna y una joven desconocida.

Cuando Harry se concentró en el Malfoy, pero dejó a las dos mujeres tranquilas. Se aseguraron de darles a ambas una bebida y las sentaron, mirando como Luna le contaba a la joven desconocida donde se encontraban. Por los grandes ojos que lucía la otra mujer, estaba un poco abrumada por todo aquello, pero no se quedó mirando.

Cuando el Señor Tenebroso entró de nuevo y comprobó que Harry era el primero, la mayoría de las personas que habían estado viviendo en la posada tuvieron que sonreír en secreto ante la forma totalmente obvia en que aquellos dos se comportaban el uno con el otro. Después de todo, habían estado allí para el crecimiento de la relación a lo que ya era.

Al igual que habían hecho una apuesta sobre cuándo se darían cuenta de lo que podían ver florecer entre los dos. El hecho de que ninguno de los dos pareciera darse cuenta de ello, no hizo más que encariñarse con todos los clientes. Aunque a todos ellos les encantaría ver al Señor Oscuro y al Posadero -así como al primer Nigromante natural de los últimos años- felizmente juntos.

Todo lo que tenían que hacer era esperar, y ver a dónde llevaría esto. Así como estar atentos a cuándo se haría pública la guerra. Algo que no duraría mucho, no después de la maniobra de Dumbledore de hoy. Y menos aún desde que uno de sus lacayos fue atrapado, el viejo culón tenía los días contados.

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Narcissa se había apresurado a abrazar a Harry y agradecerle lo que había hecho por su hijo, aunque Harry le aseguró que ayudar a los demás, y curar -a pesar de su herencia- era lo que mejor sabía hacer, y lo que le gustaba hacer.

El hecho de que Draco fuera quien era poco importaba, pero él también se alegró de que no hubiera daños duraderos, en parte gracias a que él y Tom se manejaron tan rápido en cuanto sintieron que la Tierra temblaba.

Después de eso, tanto Narcissa como Draco estaban encantados de conocer a Harry, y de saber por qué su padre y marido había mantenido en secreto que sabía que el Señor Tenebroso había vuelto, y dónde se había estado escondiendo todos estos años.

Ahora sabían y entendían qué clase de secreto había guardado Lucius. No sólo a ellos, sino también a gran parte de su círculo de amigos y familiares. Todo por el bien del mundo, para asegurarse de que Albus Dumbledore nunca descubriera qué era lo que se alimentaba en la posada y qué se escondía en ella.

Ambos se apresuraron a perdonar a Lucius ahora que sabían lo que había estado ocurriendo. Aunque habrían querido saber todo esto antes, la razón por la que se mantenía un secreto muy bien guardado era también más que obvia, pero una buena razón de todos modos.