Aunque a Harry le entristecía ver partir a Luna, ella iría a Hogwarts como uno de los pocos seres no luminosos que había conocido. Pero además, lo único diferente en ella era el hecho de que a veces parecía un poco soñadora, o que decia cosas que no tenían ningún sentido.
Al fin y al cabo, tenía sangre vidente activada que se hacía notar, sólo ligeramente ahora que no había alcanzado su madurez, pero aun así, la gente que supiera a qué atenerse podría adivinar lo que sería capaz de hacer una vez cumplidos los 17 años.
Temía que tuviera una existencia muy solitaria en Hogwarts, algo que la propia Luna le dijo, que era consciente, pero que de esta manera, tenían oídos en el colegio que antes no tenían. Incluso con Lucius como gobernador, no era lo mismo que tener a un niño que iba al colegio allí dándoles la información interna que necesitaban para estar al tanto de esta guerra.
Había niños mortífagos dentro del castillo, pero Tom no quería que ninguno de ellos, que todavía estaban perdidos en la inocencia de la juventud, supiera lo que se estaba jugando entre bastidores. Además, aún existía la amenaza adicional de que uno de ellos le contara ese secreto a Dumbledore, aunque fuera sin querer, haciendo que todo su plan fuera inútil.
Luna, por otro lado, nunca sería notada por Dumbledore, ya que sólo sería vista como una chica algo ingenua. El hombre nunca sabría cómo se comportaba una vidente, ni pensaría que alguien como ella sabría lo que realmente estaba pasando con la guerra. Además, como vidente, tenía un escudo de oclusión natural, ya que la gente normal no podía comprender lo que pasaba por su mente.
Tom, especialmente, le había preguntado a la chica si realmente quería hacer esto, ya que normalmente no utilizaba a los niños para que hicieran algo por él. Harry era un caso especial en cuanto a que ya hacía mucho por ellos, incluso cuando había sido poco más que un espectro, y sabía después de conocer al heredero Potter que disfrutaba ayudando a los demás, lo que por supuesto no era algo que quisieran dejar de hacer.
Pero Luna, ni Xenophillius, tenían ningún vínculo con ninguno de ellos, salvo su incipiente amistad con Harry. Pero incluso a su padre no le había importado que ella quisiera hacerlo, ya que él también estaba cansado de la forma en que Dumbledore intentaba dirigir las cosas.
Luna se había limitado a sonreír al Señor Tenebroso y a decirle que estaba segura de que iba a ganar, y que ella quería contribuir a ello, contribuyendo a que el mundo en el que vivían fuera como debía ser. Sin todo el dogma, la discriminación y el rasismo que habían traído los mismos que se llamaban a sí mismos el Lado de la Luz, por el único hecho de que no querían creer que la magia que llevaban en las venas provenía de ancestros de criaturas mágicas.
No existían los humanos mágicos, y menos aún, tener hijos con muggles no daba lugar a un niño mágico. Los únicos llamados nacidos de muggles eran hijos de dos personas que tenían ancestros mágicos pero que no eran mágicos ellos mismos.
Pero, por supuesto, tal cosa no encajaba con un cuerpo gobernante que quería fusionarse con los muggles en lugar de mantener separada a la comunidad mágica. Y para hacer tal cosa tenía que desaparecer todo lo que daba miedo a los muggles y a los nacidos de muggles, incluyendo sus días sagrados, sus primos que no eran humanoides y todo (que era mucho) lo que iba en contra de la religión muggle (lo que de por sí era irrisorio ya que habían sido las creencias muggles las que habían provocado los juicios a las brujas).
Luna también les dijo que mientras Dumbledore y los suyos quisieran acabar con todo lo que percibían como oscuro, y esto mataría a toda la comunidad mágica con el tiempo. Ellos, como en el llamado lado oscuro, sólo querían que Dumbledore y sus extremistas se fueran.
No querían matar a familias enteras, ni siquiera a todo el lado de la luz, querían luchar por la supervivencia de la magia, así como por la supervivencia de su raza en su conjunto, en lugar de quedarse con los que encajaban en su imagen. Sabían muy bien que tenía que haber diversidad para poder seguir existiendo, algo que a Dumbledore le gustaba fingir que no existía.
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THE INNKEEPER
FanfictionDimitriv había sido el guardián de la posada durante varios años, sin encontrar nunca un heredero que tomara el relevo, dejándole a él -con su vida inmortal- la vigilancia de la posada y de las criaturas que se acercaban en busca de santuario, comid...