Capítulo 24

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Harry sonreía mientras dejaba a Fenrir y Dimitriv a sus anchas, los dos mayores no podían evitar fijarse en el joven que algún día heredaría la posada, ya estaba causando un gran impacto en todos ellos, y en toda la gente que acudía a ellos cada día.

Al encontrar a Tom, Harry estaba deseando saber qué podía enseñarle el Señor Tenebroso. Después de todo, como había dicho la Muerte, Tom sabría aún más de todo lo que nadie le había enseñado antes. Era consciente de que ya tenía bastantes conocimientos sobre las artes mágicas, pero aun así.

Encontró al Señor Tenebroso en la biblioteca del nivel superior de la posada, la misma parte a la que habían trasladado todas sus habitaciones cuando empezaron a ampliar la posada. Con la cantidad de gente que se alojaba aquí a tiempo completo, tenían que hacer algo para paliar la falta de espacio.

Así que Tom y Harry, junto con las personas que Harry había invocado desde el más allá para que les ayudaran con esto, se habían asegurado de ampliar la posada por dentro. Por supuesto, para poder tener su propio espacio aún como personas que vivirían aquí por el resto de sus vidas, era una forma de asegurarse de que su unido grupo pudiera estar junto, y tuviera un lugar al que retirarse cuando se volviera demasiado ocupado en la posada.

Esperando a que el Señor Tenebroso se fijara en él, Harry repasó todo lo que ya sabía, o lo que le habían enseñado los vivos o los muertos. Era un conocimiento bastante extenso el que poseía, sobre todo para estar seguro de poder ayudar a todos los que llegaban a la posada (sus puntos fuertes eran su capacidad de curación y la rapidez con la que adquiría nuevos conocimientos).

Lo que por sí solo era suficiente para acercarse al Señor Oscuro, ya que quería asegurarse de que su magia de batalla y su magia ofensiva estaban a la par, él, y el resto de su grupo, eran muy conscientes del hecho de que todo esto llevaría a una guerra en algún momento. La pregunta nunca fue si, sino cuándo, y por la forma en que estaban manejando las cosas, fue cuando Dumbledore se hartó de tanto esconderse y simplemente atacó.

Tom levantó la vista al ver a Harry de pie junto a él, metido en sus propios asuntos, pero muy evidentemente esperándole para algo.

-¿Qué puedo hacer por usted?-.

Harry esbozó una leve sonrisa: -El Lord Muerte me visitó y me dijo que, a pesar de todo lo que ya sé, usted tendría un vasto conocimiento de cosas que aún no conozco. Si estás dispuesto a hacerlo, al menos-.

Tom cerró el libro que estaba leyendo, -por supuesto, me encantaría compartir lo que sé. Y si el Lord Muerte te lo hace saber para preguntar, seguro que es por algo-.

Harry asintió, -todos sabemos que esto llevará a otra guerra, en cuanto Dumbledore se canse de esperar atacará y ambos sabemos que aunque no seamos nosotros los que la empecemos, seremos nosotros los que la acabemos de una vez por todas-.

Tom asintió, un suspiro lo abandonó, -por fin entiendo lo que Fenrir y Severus insinuaban, cuando me dijeron que me traías de vuelta, o ayudabas a traerme, eres muy perceptivo con todo lo que sucede a nuestro alrededor-.

Harry esbozó una tímida sonrisa, -siempre crecí con adultos a mi alrededor, por lo que crecí mucho más rápido que otros niños-.

Desviando la mirada, añadió: -Además, durante mucho tiempo, fui la única persona capaz de curar a los demás que fueron traídos. Ver esas cosas, te hace envejecer y te da una visión de la vida que la mayoría sólo consigue de adulto-.

Tom asintió, -no fue tan malo como me temía, por suerte los que tienen lugares de poder dentro del ministerio o de Hogwarts pudieron asegurarse de que no se impulsara nada irreversible. Pero entiendo que esto no quita que sigan ocurriendo cosas así, también hemos visto que ahora ocurre más a menudo, con lo llena que está la posada-

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