Prólogo

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Christopher

Aunque había pasado los dos últimos años siendo compañero de instituto de Ashley Millerfort, no me fijé de verdad en ella hasta el último curso. Cuando llegó a Havenfield llamó mucho la atención y no le faltaron pretendientes ni amigos a su alrededor. Incluidas las escandalosas: Bonnie, Audrey y Taki, que no dejaron que nadie más se acercase a ella con esa suerte de instinto protector grupal que a mí me provocaba deseos de correr en la dirección contraria.

Así que, tras la novedad de los primeros días, no volví a hacer mucho caso a la chica. Hasta el primer día del último curso. Al volver de las vacaciones algo cambió, no hubiera podido decir si fue ella o yo, pero aquel día, tras la presentación de los profesores la miré de verdad por primera vez.

Que era guapísima es innegable. Tenía una fila de pretendientes que no solían dejarla ni a sol ni a sombra. Pero lo que me atrajo sin remedio no fue su pelo rubio, sus ojos azules, su cuerpo estilizado (que aquel verano había dado un evidente salto a la madurez), ni siquiera su cara preciosa.

Fue su risa.

Estaba sentada con las escandalosas en un grupito en las gradas del campo de fútbol. En Havenfield había que aprovechar cuando salía el sol, así que yo estaba con mis amigos haciendo unos pases y ella comía con sus amigas.

Su risa llegó tan clara a mí, que no pude evitar buscarla con la mirada. Se reía a carcajadas, sin grandes gestos como hacían otras para llamar la atención, aunque su risa fue tan fuerte como lo eran las escandalosas de sus amigas. Solo estaba allí, divirtiéndose. Sin pensar en si era guapa o fea al hacerlo, sin preocuparse del aire que revolvía su pelo, ni de si alguien la miraba.

Yo me quedé tan ensimismado que, desde ese primer día del curso, no pude dejar de mirarla.

Y no pude dejar de hacerlo tampoco en los dos siguientes meses, mientras buscaba cualquier excusa para hablar con ella. Sin embargo, cada vez que le dirigía la palabra, Ashley boqueaba como un pez fuera del agua, se ponía rojísima y salía corriendo lejos de mí.

Seguramente si su actitud no me pareciera tan encantadoramente divertida, le habría dicho antes lo mucho que me gustaba. Pero teníamos tiempo.

Todo el tiempo del mundo. Un curso entero por delante para aclarar las cosas entre nosotros. Para decirle lo muchísimo que me gustaba su risa. Para convertirme en el causante de ella.

Un curso entero y luego... toda una vida.

Eso pensaba.

Eso pensaba

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¡Hola!

Aquí estamos con una nueva historia y quiero decir tres cosas aunque las he dicho mil veces jajaja.

1.- Si no habéis leído las historias anteriores no pasa nada, porque vais a entender esta. Pero si leeis las anteriores la vais a entender mejor y, además de ello, si las votais y comentais, ya es de 10/10.

2.- Esta historia es RARA y diferente al resto de la saga. Aunque sigue siendo romance, quizá al principio no entendáis mucho y ES LA IDEA. Así que respirad y disfrutad del viaje, por favor. No os desesperéis que lo vais a acabar entendiendo TODO.

3.- Un millón de gracias si habéis llegado hasta aquí. Os quiero. Votad, cohones, que no cuesta na. <3.

Nuevo capítulo todos los sábados.

Cuando llegue tu hora - *COMPLETA* ☑️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora