Ashley
Pateé el reloj frustrada y se deslizó casi con suavidad, de forma insultante. Ojalá se rompiera en mil pedazos y acabase aquella pesadilla de una vez. Sin embargo, llevaba los tres o cuatro últimos días volviendo a esa estúpida celda, justo cuando el reloj marcaba las seis. Cada vez que me dormía estaba allí. Y todas las veces había tratado de descender por la torre, sin éxito.
Me había caído una y otra vez. Despertaba bruscamente al hacerlo, lo que era un consuelo porque significaba que no me moría, supuse. Lo malo es que apenas conseguía dormir dos o tres horas antes de levantarme sobresaltada y luego no era capaz de conciliar el sueño de nuevo. De hecho, solo podía temblar durante horas, hasta que amanecía.
Y empezaba a notárseme. La psicóloga me había recetado las pastillas y se había chivado a Deacon, que las había comprado incluso, pese a que le dije que no las quería. Decidió darme una última oportunidad, cuando le prometí que volvería a descansar. Aseguró que, si ese fin de semana no dormía en condiciones, me obligaría a tomármelas.
Tras patear el reloj y que el calor de fuera me hiciera sudar, me tumbé en el suelo, resignada. Si intentaba escapar caería y me despertaría. Mi única opción para poder dormir toda la noche y librarme de las pastillas era quedarme allí. Así que, lo único que podía hacer para no quedarme atrapada en mis sueños, era estar atrapada en mis sueños.
¡Era tan absurdo!
―Así que te has rendido... ―La voz de la niña rubia me hizo sentarme de golpe.
Estaba dentro de la celda, sentada en el hueco que había abierto del reloj, con las piernas colgando por fuera.
―No me he rendido, trato de salvar mi vida real.
―¿Y cuál es esa? ―cuestionó con tono malicioso.
―La que no es esta ―resoplé―. Estoy harta de caerme de la torre.
―Cobarde y miedica. Es una pena que el caballero solo te tenga a ti para salvarle. Está claro que dejarás que le cuelguen...
Resoplé un poco. Era injusto, yo llevaba toda la semana intentándolo, pero no podía hacerlo. No había manera de escapar de allí.
―Si lo que dices es verdad, lleva un mes y pico encerrado. Las posibilidades de que siga vivo...
―Cobarde, miedica y tonta. ¿Acaso no te has fijado en nada en un mes y pico?
Saltó sin darme tiempo a preguntarle en qué tenía que fijarme. Me asomé corriendo, pero no había ni rastro de ella. Suspiré y me senté de nuevo, con la espalda apoyada en los barrotes.
Sin embargo, sus palabras me acompañaron largo rato. ¿Qué tenía que ver? ¡Allí no había nada! Absolutamente nada. En un mes y medio no había cambiado nada. ¿Era eso lo que tenía que ver?
La idea me hizo ponerme de pie de golpe. ¿Por qué nadie me había llevado nada de comer o beber en un mes y medio? No lo necesitaba, pero eso ellos no podían saberlo, ¿no? ¿Tampoco se habían preocupado de comprobar si seguía viva? ¿Por qué cada vez que volvía a la celda eran las seis? ¿La misma hora a la que había salido de allí en el hospital?
Por eso caía de la torre y volvía a despertar en ella. ¿Se estaba reiniciando el tiempo una y otra vez? La única diferencia había sido ver a la niña extraña un par de veces, pero seguro que eso era producto de mi imaginación, que me estaba volviendo loca.
¿Eso significaba que tenía intentos infinitos para bajar de la torre? ¿Si caía simplemente volvería allí una y otra vez?
No tuve que pensarlo más. Una vez decidido que tenía más opciones y que no me pasaría nada por fracasar, me encaramé al borde del reloj una vez más. Deslicé el culo y resbalé hasta el primer saliente, sin soltar las manos.
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Cuando llegue tu hora - *COMPLETA* ☑️
AdventureSer un Millerfort puede ir acompañado de dinero y una buena genética, pero Ashley sabe desde pequeña que, además de eso, es una maldición. Olvidada por sus padres en un internado tras otro desde que tiene uso de razón, nunca ha tenido a nadie a su l...