| Capítulo 35 |

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—¿Entonces, Nick, ya has viajado a algún lugar antes?

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—¿Entonces, Nick, ya has viajado a algún lugar antes?

—Así es, señora McCourdy. Ya he visitado algunas veces a América y conozco todos los procedimientos de los viajes, créame.

Intento escuchar y ver a hurtadillas, oculta detrás de una pared, la alargada conversación que están manteniendo mis padres y Collins en nuestra sala. Están sentados en un sofá, dándoles la espalda a mi furtiva visión, pero justo de frente a la panorámica de un Nick Collins sonriente y determinado.

Sé que Nick es consciente de que estoy tratando de entrometerme en la plática que mis padres han querido que fuese íntima sólo entre ellos. Pero él intenta no mirarme para no delatar mi intromisión. Sólo sonríe, divertido, y antes los ojos de mis padres sólo se trata de sonrisas simpáticas.

—¿Entonces vais a viajar juntos, Amy? —Pregunta Seline a mi lado, quien también está acompañándome en mi misión de oír lo que están diciéndose

Ambas estamos agachadas en el pasillo, aguzando los oídos y lanzando rápidas miradas a las tres figuras que están sumergidas en un interesante intercambio de palabras. Una conversación decisiva.

—Shh—La insto a guardar silencio—Ya te contaré más tarde ¿vale? Ahora sólo escuchemos. Seline asiente lentamente y asoma la cabecilla para mirar.

—No creo que sea necesario, Nick, decirte nuestra hija es muy importante para nosotros. Y si estamos poniéndola en tus manos es porque Amy tiene un anhelo que deseamos que logre cumplir. Pero necesitamos garantías. De tu palabra, chaval. ¿Estás seguro de que sabrás cuidarla?

La voz de papá es casi tan intimidante como la dureza de su semblante.

—Os entiendo perfectamente y creedme cuando os digo que su hija estará en buenos cuidados. Yo me encargaré de Amy como vosotros mismos también lo haríais.

—Ya tienen mucho hablando ¿no?—Se queja mi hermana.

Y tiene razón. Mis padres y a Nick llevan poco más de media hora y aún no dan señales de acabar. Papá y mamá procuran hacerle todas las averiguaciones de rigor, informarse completamente sobre mi amigo y hacerles unas cuantas aclaraciones. Con cada minuto transcurrido formulan una y otra pregunta para Nick.

Pero éste, sin tensarse ni amilanarse, se esfuerza a responder a cada una de ellas sin titubeos ni intimidarse frente a las analíticas miradas de unos padres recelosos.

Le hago un ademán a Seline para que cierre la boca y poder oír la contestación de papá o mamá.

—¿Entonces dices que tienes veinte años, Nick?—Intenta corroborar mamá por tercera vez.

—Pero os juro que rijo cada una de mis acciones con madurez, señora McCourdy. Y prometo ser aún más prudente teniendo a Amy bajo mi responsabilidad.

—Eso espero de ti, muchacho. Si vais a viajar juntos no me gustaría saber que andáis en conductas inapropiadas. Nada de alcohol. Y cero lugares o actividades peligrosas. Precauciones y sensatez.

—Será un hecho, señor. Nos iremos por la línea fina, eso está claro. —Dos pares de ojos se clavan sobre Nick como púas, esperando detectar en él la veracidad de sus palabras.

—Y veréis, señor y señora McCourdy, Amy me ha dicho que vais a proporcionarles todo el dinero necesario. Os digo que voy hacerme cargo de todos mis gastos individuales. Tengo los recursos económicos para hacerlo.

—-Igual vamos abriros la cuenta de Amy a toda vuestra necesidad. Sin límites. Vais a poder tomar todo lo que queráis. Sólo sed un poco juiciosos a la hora de gastarlo. Espero que realmente seas una persona confiable, Nick.

—No tenéis que preocuparse. Os doy mi palabra de que vuestra confianza no será defraudada.

—¿Puedo preguntar algo más antes de iniciar con las aclaraciones?

—¿Acaso papá hay dicho "iniciar"? —Seline abre sus ojos como platos.

—Todo lo que queráis.

—¿Cuáles son realmente tus intenciones con mi hija, muchacho? ¿Estás intentando cortejarla?

Esta es la primera vez durante todo el interrogatorio en que Nick se muestra vacilante y sus labios no articulan una respuesta rápida.

Collins se las apaña fácilmente para conectar sus ojos con los míos sin delatarme. Le sonrío, divertida, pensando que mis padres han debido sacarlo de sus aires.

—Amy y yo somos buenos amigos, señor. Y aunque nuestra amistad es especialmente reciente, créame que he aprendido a apreciar mucho a su hija. Admito que habéis tenido una hija preciosa. Pero os juro que voy a respetarla debidamente. No os preocupéis por ello.

—Pero eso no responde exactamente mi pregunta, muchacho. —Insiste mi padre.

—Déjalo, Antón. —Interviene mamá— Das la apariencia de ser un jovencito con la cabeza fría. Esperemos que ciertamente lo seas. —El chico de la boina vuelve a sonreír y asiente con templanza.

—Y bueno, Nick, sólo queremos que sepas algo muy importante.

Contengo la respiración. La expresión de mama adquiere esa lúgubre congoja que únicamente adopta cuando va a referirse a mi enfermedad.

Mis latidos empiezan a incrementar cuando advierto la posibilidad de que vaya a mencionarle a Nick que tengo cáncer y que voy a morir.

—Soy todo oídos. —Mis ojos se dirigen alarmantes hacia Seline, que aún sigue atenta a escuchar todo lo que ellos están murmurando. Me espanto al imaginar que ella también vaya a enterarse.

—Nuestra hija es un poco especial ¿sabes, Nick? Si vais a estar viajando juntos durante algunas semanas es necesario ponerte al tanto de algunos detalles prioritarios acerca de ella ¿vale?

—Os escucho. Nadie mejor que vosotros para orientarme con Amy.

—Queremos que estés muy atento a ella. En ocasiones nuestra hija es un poco delicada.

—¿A qué os referís exactamente? —Nick se intriga.

Mamá ahoga un suspiro y puedo avistar como intercambia mirada con papá.

—Me refiero a que Amy es un tanto complicada en algunos aspectos ¿sabes? Por ello queremos que te asegures de que vaya a dormir bien. Y que también vaya a alimentarse bien. Que le pongas un alto si la ves fatigada. Si alguna vez se pone a llorar por alguna razón, deberás calmarla. Y te digo esto porque mi hija a veces es un poco sensiblera ¿sabes? Siempre estará sonriendo, porque así es ella. Pero no puedo negarte que habrá momentos donde se vendrá abajo, quizá por estar lejos de su familia, ya sabes. Prométeme que sabrás lidiar con ella.

Aunque me alivio al saber que mamá no ha soltado más información de la que debería, igual no puedo creer que esté diciéndole estas cosas a Nick. Lo espantará.

—Intentaré hacer una maestría en el cuidado de Amy. Estaré muy atento a ella. —Su mirada vuelve hacer conexión con la mía. —Muy atento.

—Otra cosa más—Se inmiscuye mi padre una vez más. —Amy dice desear conocer el mundo, Nick, pero no sabrá exactamente cómo afrontarlo ni las cosas que podrá encontrar allí...—Deja sus palabras suspendidas implícitamente.

—Yo me encargaré de que la ilusión de Amy permanezca en todo momento y que no hayan decepciones. Os garantizo que será un viaje increíble para vuestra hija.

—Pues no hay más nada que decir por ahora, muchacho. Ya después seguiremos hablando. Mi hija estará en tus manos.

—Y en mis manos estará segura y conocerá el mundo al máximo.

Una Limitada Vida Sin Límites © [✅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora