| Capítulo 75 |

147 33 1
                                    

 
18 de abril.
Pronóstico: Un mes y 13 días de vida. 

Cuando me planteé la loca idea de viajar y cumplir mi capricho de conocer el mundo y desafiar las fronteras, lo hice porque ya me había resignado al hecho de que pronto iba a morir

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando me planteé la loca idea de viajar y cumplir mi capricho de conocer el mundo y desafiar las fronteras, lo hice porque ya me había resignado al hecho de que pronto iba a morir.

Y porque de repente sentí la urgencia de hacer de mis últimos días los más gloriosos posibles. De valorar y disfrutar cada uno de mis minutos con vida. De sortear las limitaciones y de explorar lo que hay más allá.

De dejar mis huellas grabadas en diferentes territorios y ver ondear distintas banderas. De saber cómo el sol se deja sentir bajo otros fragmentos de cielos y dejarme maravillar por lo desconocido.

Lo hice porque deseaba que mi cronometrado tiempo en el mundo fuera memorable. Despedirme de él como era debido. Antes de alzar el vuelo sin retorno.  

Y cuando lo hice partí con dudas. Lo hice con temor y hecha un manojo de nervios. Porque sabía que estaba arriesgándome. Porque sabía que estaba enferma. Porque dejaba atrás mi familia, con el miedo de no regresar y no volver a verlos, y porque emprendía una emocionante aventura con un chico que había conocido hacía apenas dos meses.

Pero fueron la desesperación y la ansiedad las que resolvieron trazar esta locura en mí. Y yo simplemente conseguí «desafiar utópicamente la fantasía» . 

Lo que jamás pensé fue que esta locura terminaría por exceder totalmente mis expectativas. Nunca imaginé lo que verdaderamente implicaría “rebotar” entre países con un “fanfarrón” como Nick Collins de compañía.

Y es que este viaje ha superado con creces lo que yo habría esperado de él. He saboreado y conocido el mundo a mi manera. A mis anchas. A mi antojo. Le he sacado el jugo a mis días. Porque he administrado mi tiempo como lo ameritaba: Sacándole tajada a la vida. Así como un «huracán», como en una ocasión me llamó Nick durante un atardecer en París 

Me he propuesto y he conseguido tener una limitada vida sin límites. Y el chico de la boina ha sido un complemento indispensable para ello.  
Ha sido él, Nick Collins, quien ha suplido nuestras andanzas con su locura y su intensidad, ofreciéndole ese «sin límites» a mi alocado viaje alrededor de siete países . Siete países que me brindaron lo mejor de sí mismos. Siete países cuyas ciudades me acogieron de la mejor forma posible: engatusándome en sus calles y haciéndome adorar cada rincón de ellas.

Siete países donde exploré, encontré, conocí, me deleité, reí, lloré, y caté sus sabores. Sietes países que me obsequiaron sonrisas y los más perfectos momentos. Sietes países donde fui feliz. Junto a él. 

Pero hoy nos ha llegado nuestro último día. Nuestro viaje ha caducado. Tres meses después. Tres meses que me han hecho vivir embrujada. Donde he probado otros climas y matices. Donde me he empapado de otras lenguas, costumbres, culturas, músicas, gastronomías. Tres meses donde mi mente no tuvo disponibilidad para pensar cosas negativas. Tan sólo sonreír y dejarme seducir por el encanto de mi acompañante. De dejarme enamorar por su carisma y su chulería. Por Nick Collins.  

Una Limitada Vida Sin Límites © [✅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora