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|Capítulo 52| París

Y

a había visto un montón fotografías de esta maravillosa arquitectura tomadas desde un punto estratégico, rodeada de un lumínico césped y un encantador entorno de luz. Se trata del parque Champs de Mars, que está apenas a unos pocos metros de distancia de la torre y ofrece una acojonante vista de su imagen. 

Nick y yo estuvimos de acuerdo en esperar el inicio del atardecer sentados sobre el pasto, siendo sólo dos turistas más entre la gran multitud de extranjeros que también hacen lo mismo y se dejan envolver del cautivante panorama parisino de frente a la visión del emblema nacional de toda Francia. 

Ambos estamos degustando dos deliciosos croissants que hemos comprado en una boulungarie cercana. Por un momento me hace recordar una de mis primeros encuentros con Nick en el Oest cuando me invitó a por un croissant en Crusty’s.

¿Quién iba a imaginar que pocos meses después estaríamos saboreando dos originales croissants franceses en París?  

—Está delicioso. Tengo aprender a hacer esto —. Murmura el chico a mi lado mientras mastica el pan. — Mira que lo mío no es la repostería ni la panadería. Pero tampoco se me dan tan mal. Una vez horneé un pan de avena y me quedó muy rico. También me quedan deliciosos los muffins. Y pues la verdad es que a mi nana le encanta mi tarta de limón.  

—Debes estar haciéndole mucha falta ¿no? Tú y tus tartas de limón. 

—Sólo he hablado con ella unas tres veces desde que emprendimos este viaje. — Me dice—-Me ha dicho que se alegra de que yo esté pasándola bien, aunque me echa mucho de menos. Y que ella está bien siempre y cuando yo también lo esté. Siempre la escucho muy animada cuando Marina, la cuidadora, la pone hablar conmigo por teléfono ¿sabes? 

Yo sonrío cuando Nick también lo hace. Volvemos a guardar silencio y terminamos nuestros panes justo cuando la puesta del sol se asoma sigilosamente en el horizonte.

Un amarillo encendido pinta los márgenes del cielo y el sol empieza a regocijarse entre su imperio de nubes. Y es en este preciso momento cuando su luz se propaga con por todo París. El hierro de la Torre parece bronce cuando los destellos del sol inciden contra ella