| Capítulo 59 | Amsterdam

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 Lo primero que mis ojos avistan cuando me despierto en mi cuarto día en Ámsterdam es a un Nick Collins vestido y de pie frente a su cama

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 Lo primero que mis ojos avistan cuando me despierto en mi cuarto día en Ámsterdam es a un Nick Collins vestido y de pie frente a su cama. Empacando su maleta.  

— ¿Qué carajos éstas haciendo, Collins?—. Obligo a mi voz a decir entre bostezos.  

—Lo siento, Amy. Hablaré con tus padres cuando esté de camino. Si quieres continuar tu viaje o regresar a tu casa es tu opción. Pero yo me voy.  

— ¿Estás de coña? —Sus palabras me espabilan y obligan a dar un salto brusco desde la cama. 

—Ayer me lo dejaste claro. No voy a estar fastidiándote tu propósito de conocer el mundo con mi compañía. Si te arrepientes de haberme traído contigo, yo simplemente te exonero de mi molestia.  

—Nick, yo ayer no…  

—He conseguido un vuelvo y partiré a Madrid. —Dice mientras termina de ahuecar en su maleta el cuadro que pintó de mí en Roma para luego cerrar el zíper y apearla de la cama. 

Me precipito rápidamente hacia él e intento fijar mis ojos con los suyos. Pero él se rehúsa a mirarme.  

—Mis padres van a matarte si me dejas sola. Le has prometido cuidarme, Nick. No puedes hacerme esto. —Empiezo a sentir como toda la rabia de ayer ahora se reemplaza por el quebranto.  

—Les he prometido que iba hacerme cargo de que tuvieras un buen viaje, Amy. Y tú has admitido que mi compañía ahora está haciéndote insoportable. Así que simplemente voy hacerte un favor.  

—Eso no es cierto, Nick. Yo…yo...—. Comienzo a titubear cuando advierto mi incapacidad de mitigar las lágrimas que amenazan con asomarse.  

—Cuídate, Amy —Sus ojos me traspasan unos instantes. Su semblante férreo. 

Y con estas palabras Nick se encamina hacia la puerta y me deja sola en la habitación.  

Me salen las lágrimas. Porque soy consciente que toda la culpa de esto la tiene el cáncer. Porque no tengo el valor de decirle que soy una tía desahuciada y que le he puesto frenos a sus sentimientos porque no quiero ilusionarlo y hacerle sufrir cuando me vaya.

Porque odio que he acabado de arruinarlo todo con Nick. Porque anoche mi furor lo pagué con él sin medidas y herí sus emociones. Porque él pretende dejarme sola justo ahora cuando he comprobado que su compañía es primordial para mí. 

Las lágrimas se resbalan con rebeldía por mi rostro y no me detengo a enjuagarlas antes de salir disparada por la puerta en búsqueda de Nick. p

Lo encuentro en la acera, tecleando su celular, quizás solicitándose un taxi que lo lleve hasta el aeropuerto. 

— ¡Nick!—Le arrebato el  móvil de sus manos. Él me mira, desconcertado, y sé que se debe a que he salido a las calles en pijama y despeinada. O bien por la humedad que ahora inunda completamente mis pómulos. — No quiero que te vayas, Nick. — Él no dice nada.  

Una Limitada Vida Sin Límites © [✅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora