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| Capítulo 56 | Amsterdam

The Magic Moment de Ben E. King suena a través de los auriculares colgados a mis orejas cuando trazamos nuestros primeros pasos en suelo holandés y la nocturna brisa de Ámsterdam nos acoge cálidamente.

Es ya la madrugada cuando Amy y yo tomamos un taxi que nos conduce hasta el hotel Houxton en Herengracht. La pasiva melodía de River of tears es la siguiente canción que inunda mis oídos cuando nos encontramos dentro del hotel y vamos sorteando los pasillos en búsqueda de nuestra habitación.

La chica a mí lado no deja de emitir ligeros suspiros y mirarme curiosamente para luego terminar poniendo sus ojos en blanco.
Yo subo el volumen de mi móvil al máximo y dejo que la voz barítona de Ben E. King acapare toda mi atención.

Amy dibuja una mueca con sus labios.

Está claro que le fastidia que haya estado ignorándola todo el rato desde que abandonamos París. Aunque esto no es nada comparado con el tiempo que ella ha pasado ignorando lo que pasó entre nosotros aquella noche.

Yo canturreo la letra de la canción mientras me doy a la tarea de entrar la llave en la perilla y forcejear la puerta hacia dentro cuando llegamos a la suite. Amy es la primera en entrar y no puede evitar maravillarse por la decoración y los detalles que complementan la estancia.

—¡Hala! ¡Qué bonito!—Dice y me sonríe.
Enseguida borra su curvatura cuando se da cuenta que yo no la correspondo.

Resopla una vez más. Pero su sonrisa me ha descontrolado al instante. Soy incapaz de no dejarme influenciar por ella, aunque esté enojado.

Sus rizos naranjas se mueven alocados cuando ella se encamina a llevar su maleta hacia una esquina. Yo también me convenzo en hacer lo mismo y no evito la fuerza con que mis manos dejan caer mi maleta en el suelo con escándalo. Estoy cabreado. Eso pasa.

Porque se me está haciendo más fácil lidiar con la rabia que afrontar lo que Amy está causando en mí. Y sé que esta rabia es producto de su actuación de hacerse la olvidadiza respecto a nuestro beso. Odio su forma tan infantil de no admitir que le ha encantado tanto como a mí.