|Capítulo 30 |

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Me pongo un tanto pensativa y ensimismada cuando el sol desaparece y la penumbra llega a sombrear nuestra panorámica

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Me pongo un tanto pensativa y ensimismada cuando el sol desaparece y la penumbra llega a sombrear nuestra panorámica.

Es inevitable. La noche siempre aflora pensamientos turbios en mí.

Y la perspectiva que nos brinda la altura hace que mis pensamientos sean tan perturbadores como la visión de mirar hacia abajo desde la barandilla. No puedo contar el tiempo que llevamos aquí, dejando resbalar palabras y embelesados en el paisaje de la ciudad desprovista de luz.

—Estás muy callada, McCourdy.

—Estoy pensando.

—Debes tener muchos pensamientos rodando esa cabecilla. Llevas un buen rato así.

—Supongo que sí.

Y es la verdad. La noche me inspira a pensar demasiado en la muerte y en la vida, y en todo lo que implican hondamente estos dos términos. Un flujo de ideas se desborda y empieza a circular por mi mente. Collins lanza un suspiro y se pone de espaldas a la barandilla, estirando su cabeza hacia atrás con los ojos cerrados para recibir el aire nocturno.

—-Collins.

— ¿Sí?

—- ¿Cuál es tu mayor deseo en la vida? —-Nick vuelve abrir sus ojos de un tirón y me mira curiosamente.

— ¿Qué dices?

—Tu mayor deseo. —Distingo cómo él traga saliva y sus labios titubean, quizás confundido por lo inusitada de mi pregunta, o quizás sospesando la respuesta.

—Ser feliz. La felicidad es la búsqueda que todos ansiamos alcanzar ¿no?

— ¿Y cómo obtendrías tu la felicidad? —Sé que él está mirándome muy intensamente, tal vez tratando de advertir algo mal en mí que haya provocado esta nueva actitud y mis preguntas filosas.

—Supongo que teniendo una vida estable. Como todos han de querer. Ya sabes, una casa promedio, de mi propiedad, un trabajo próspero, una familia que lo valga todo. Es lo esencial. Una vida normal.

—Me suena a rutina. Monotonía. ¿Estabilidad? ¡Estás perdido, Collins!

Me ha decepcionado un poco saber que Nick, al igual que la gran mayoría de la gente, también tiene la mente restringida y sus sueños y aspiraciones de muy bajo calibre. No es que está mal lo que ha dicho, pero hubiera sido más acertado si hubiese omitido las palabras "estable" y "normal".

—Detesto la monotonía, Amy. —Se defiende— Eso me llevó a conocerte. Fue la razón por la cual decidí guiarme hacia el Oest. Desechar su tedio y escaparme de sus rejas.

—Entonces debiste decir "tener un buen trabajo, una vivienda aceptable, una familia especial, y vivir con ella al máximo"

Un ligero dolor punzante se me clava en el pecho al mencionar el término "familia", consciente de que es algo que yo no podré construir algún día.

Collins asiente, ahora también pensativo. Se inclina levemente hacia mí, me taladra con sus ojos verdes y luego pregunta: — ¿Y el tuyo cuál es, Amy?

Lo que me temía. Supe que debía correr el riesgo de que me devolviese la misma pregunta cuando
la formulé para él. Pero, ¿cómo debía responder?

« ¿Vivir?» « ¿No morir?» « ¿Vencer al cáncer?»

—El mundo es tan grande, Nick. —Empiezo a decir, dejándome orientar por mi visión. —Cuesta creer que sólo estamos parados en una minúscula proporción de él, ni siquiera en su décima parte. Es increíble pensar en lo que hay más allá. Más allá de los kilómetros, de las fronteras, de los océanos, de la distancia. Todo lo que envuelve la atmósfera bajo su cubierta. Todo está allí, desconocido ante nuestros ojos.

—Conocer el mundo. ¿Ese es tu mayor deseo, Amy?

—Quizás más bien me da pavor no llegar a hacerlo. Y es que sólo imagínate, Nick. ¡Cuán grande es nuestro planeta! Y la cantidad de países que existen, las islas, los polos, los mares, los recovecos más recónditos del mundo. Hay tanto por ver. Y, sin embargo, es como si estuviésemos estancados aquí, prohibidos a ir más allá, privándonos de todo.

—Tienes toda la razón, pequeña. A veces resulta un tanto desconcertante cuando te pones a pensar en ello. Pero mira, que tú tienes toda la vida para conocerlo. Nada de ello se irá de donde está.

«Pero las personas sí. Yo sí»

—El tiempo apremia, Collins.

—Eres apenas una niña, Amy. Podrás arrasar el mundo y esos lugares recónditos cuando quieras. —Me obligo a reprimir las lágrimas. Si tan sólo él supiera...

No me salen las palabras para refutar las suyas. Sólo me limito a dejar que el mutismo vuelva hacer su rol protagónico en nuestro ambiente.

Miro hacia enfrente una vez más, hacia esos confines indistinguibles de la ciudad. Por un momento pienso en lo fantástico que sería volar. Dejarme caer al vacío y planear en el aire. Se me antoja como un sueño utópico, aunque no tardo en darme cuenta de que una sensación semejante experimentan los paracaidistas. Lo que me hace ahondar, además, en todas las cosas fascinantes que aún no he hecho y que quizás moriré sin llegar a saborear. Como el paracaidismo.

¿Viajar en globo aerostático? ¿Montar una montaña rusa? ¿Surfear? Un sinfín de delicias del mundo cuyos sabores son desconocidos para mí.

Y entonces una retahíla de preguntas me acosa, atormentándome y haciendo aún más dolientes mis escasos días restantes. ¿Qué se sentirá viajar en avión? ¿Cómo sería sentir el calor tropical de una isla caribeña? ¿Cómo se sentirá admirar de cerca la imponente Torre Eiffel o la Estatua de la Libertad?

—¿Amy? ¿Estás bien? —Collins zarandea mi hombro con una de sus manos.

—- ¿Alguna vez has viajado, Collins? Más allá de la frontera.

—En algunas vacaciones he viajado a Estados Unidos e Irlanda. No más. No es divertido viajar sin compañía.

—Al menos tú sabes lo que es abordar un avión—digo, con resquemor.

—¿Tú no?

—No te burles, Collins.

—¿Entonces quieres conocer el mundo, Amy?

—Necesito hacerlo. —Le corrijo.

—En cambio, yo creo, Amy...—Comienza a decir con un tono de voz que por primera vez desecha toda su picardía y promete sonar sensato. —Creo que, así como tú necesitas conocer el mundo, más bien el mundo es quien exige conocerte a ti. Considero que debe urgirle hacerlo. Tú eres quien debes dejarte conocer por él. Eres luz, McCourdy. Las personas deberían contagiarse de tu energía. Yo apenas te conozco y ya siento que has iluminado mis días.

Una Limitada Vida Sin Límites © [✅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora