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Se acercó al fuego y se sentó sobre la arena. Hwa se acomodó a su lado, rígida. Él le rodeó los hombros con el brazo. Yoongi, Jackson, Jimin y Sandy terminaron de cerrar el círculo. Durante unos largos segundos nadie dijo nada. El silencio se volvió demasiado tenso para todos, menos para Namjoon, que contemplaba divertido los intentos de Paulina por ignorarle.

—¿Por qué... por qué no seguimos jugando? —sugirió Marcia. Agarró la botella vacía que tenía delante y la hizo girar—. Era mi turno. —La botella dio vueltas hasta detenerse señalando a Kina.

Yoongi se quedó mirando la botella.

—Así debe ser el infierno, pijos jugando a verdad o prenda —masculló.

—¿Tienes algún problema? —le espetó Kina.

Yoongi giró la cabeza para mirarla con desgana. Como si el simple hecho de dedicarle su atención supusiera más esfuerzo del que merecía.

—¿Me estás hablando? —le hizo notar en tono mordaz.

Kina puso cara de asco y le sostuvo la mirada.

—Yo te conozco. ¿Cómo era que te llamabas...? Ah, sí, Fracasado.

Yoongi se inclinó hacia ella.

—Tú puedes llamarme mi amo —dijo con una sonrisa maliciosa.

Se quedaron mirándose, echando chispas por los ojos.

—Vamos, Kina —intervino Marcia—. Verdad o prenda. ¿Es cierto que te cogiste a Chanyeol durante la graduación?

Kina giró la cabeza de golpe y le puso mala cara.

—¡Claro, éramos los que gemíamos en el suelo mientras el director entregaba los diplomas! —soltó como si nada. Hubo algunas risitas y hasta los labios de Yoongi se curvaron un segundo—. ¡Pues claro que no! Me toca. —Hizo girar la botella y, para su sorpresa, apuntó a Yoongi—. Verdad o prenda, Fracasado. ¿Cuándo fue la última vez que te detuvo la poli?

—Será esta noche, pienso hacer algo muy malo con este cuerpo, ¿te apuntas? —preguntó, clavando sus ojos en ella; Kina sacudió la cabeza y lo ignoró. Yoongi agarró la botella como si quemara y la hizo dar vueltas. Apuntó a Namjoon.
Sonrió—. Verdad o prenda, Kim. ¿Por qué carajo quieres sentarte con estos?

Namjoon no contestó. Agarró su camiseta y se la quitó, lanzándosela después a su amigo como si fuera un proyectil. Con el torso desnudo se inclinó e hizo girar la botella. Señaló a Kina.

—Verdad o prenda, rubita. ¿Por qué le dan miedo las arañas a la princesa? —preguntó, señalando con su barbilla a Paulina.

Los ojos de Kina se posaron en su amiga y los entornó cuando ella le devolvió la mirada. Paulina parecía un gatito asustado con los ojos muy abiertos, lanzando a través de ellos una súplica silenciosa.

—¡Tengo que contestar! Ya he perdido los zapatos y solo me queda el vestido. No pienso quedarme en ropa interior delante de estos —se justificó Kina. Miró a Namjoon—. Verdad. Cuando teníamos doce años fuimos a un campamento de verano. Unos chicos llenaron un bote con esos bichos y se los echaron por encima mientras dormía. Algunas le picaron y tuvo una reacción alérgica bastante fuerte. No podía respirar. Desde entonces las odia.

La sonrisa engreída desapareció de la cara de Namjoon, para dar paso a una menos divertida. ¿Qué clase de idiotas le hacían algo así a una chica? Empezó a sentirse mal por haberle gastado esa broma estúpida en el cobertizo.

Continuaron jugando. El ambiente no se relajó en ningún momento. Todo el mundo estaba rígido, esquivo. Todos menos Namjoon, que no parecía afectado por nada de lo que sucedía a su alrededor. Solo se fijaba en Paulina, en sus gestos, en sus movimientos. No sabía si sería por el exceso de tequila o porque desde que había llegado a Port Pleasant no había estado con ninguna chica, pero la princesita lo excitaba.

Limits- KNJDonde viven las historias. Descúbrelo ahora