Capítulo 20

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La noche había vuelto a llegar igual de rápido que una cerilla consumiéndose después de haberla encendido.

El carruaje estaba inundado de un profundo e incómodo silencio, después de lo sucedido ninguno había dicho nada. Dentro estábamos Theon, Daryl, Dhara, Calix y yo y fuera Fayra. Fayra tenía la suerte de que se encontraba sola fuera y no tenía que estar allí dentro.

Daryl rompió el silencio.

- Hemos perdido parte de nuestros suministros.

- Aquí por suerte había más que en el otro, pero sí, es cierto que hemos perdido un treinta y cinco por ciento de nuestros alimentos- comento Calix, demostrando una breve preocupación por el tema.

- No serán los únicos que nos encontraremos por el camino- dijo Dhara sumida en sus pensamientos.

- Tenemos que encontrar su punto débil o saber sus rutas, saber algo que nos pueda ayudar contra ellos- comente.

- Theon sabía sobre eso.

Nos quedamos en silencio otra vez.

Calix extendió uno de los mapas sobre sus piernas y lo miro detenidamente sin decir nada. Alzo su dedo y empezó a trazar caminos en él.

- Y si paramos en uno de los pueblos cercanos, nos desviaríamos del camino, pero solo un poco, así descansaríamos y podríamos recopilar información y con suerte nos enseñan un camino más rápido para llegar a nuestro destino.

- A mi me parece bien- se escucho la voz de Fayra por delante.

Asentimos los demás y Calix se acerco a la ventanita para explicarle el recorrido a Fayra.



Unas tres horas después con el cielo aun más oscuro y con el sonido de los grillos y el rio a un lado, nos encontrábamos con un letrero de madera que en él tenía letras en mayúscula escritas con pintura roja que trazaban la palabra "Pueblo".

Originales, su segundo nombre.

A lo lejos vi cuatro o cinco casitas de madera cobijadas por los grandes arboles frondosos que tapaban sus techos, una de las últimas casas estaba iluminada por unos farolillos en su exterior y entonces cuanto más nos acercábamos más me di cuenta de que la silueta de un hombre estaba postrada en una silla allí bajo la oscuridad.

Fayra paro el carruaje y Daryl fue el primero en salir, salimos todos, menos Theon que seguía dormido y nos acercamos al hombre.

- Disculpe señor, ¿sabe algún sitio donde uno se pueda refrescar durante un rato? - pregunto Daryl.

El hombre alzo la cabeza despacio.

Un sonido de sorpresa se escucho por parte de Dhara que estaba al lado de Daryl, cuando el hombre dejo a la vista su rostro, el hombre tenía la mitad de la cara quemada y sus ojos eran de un color rojo intenso.

- Mi casa, mi casa está a su disposición si lo desean- su voz se escuchaba en un tono bajo y ronco.

Dhara giro la cabeza y me miro, al instante entendí que quería decirme.

Ni de broma entramos en su casa.

Y estaba de acuerdo, era una persona cerrada que a menudo prefería no confiar en los demás y está sin duda no sería la excepción.

- No hace...- pero hay quedo mi frase porque Daryl me interrumpió.

- Si no le importa, nuestro compañero necesita descansar.

Los ojos de Dhara se abrieron de golpe y agarro del brazo a Daryl clavándole las uñas en él.

- Tengo una cama y medicinas- comento el hombre lentamente.

- Solo seria por esta noche, haber si despierta nuestro compañero- Daryl hablaba tranquilamente, sin nerviosismo, fríamente y autoritario, como era él.

Él hombre empezó a toser compulsivamente, Fayra se intentó acercar para ayudarle, pero entonces paro de toser y nos miró con una sonrisa.

- Pasar, sentiros como en vuestra propia casa.

La Última de las MelodíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora