Capítulo 6

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Mis sandalias pisaban la alfombra de terciopelo roja que nos llevaba a la sala del trono de los reyes. Abu encabezaba la fila y yo iba la última observando todo lo de mi alrededor, las trompetas sonaban como una bienvenida cuando realmente me producían un horrible deseo de taparme los oídos. Ahora lo sabía, odiaba el ruido, después de haberme criado en un silencio sepulcral el ruido me producía irritación.

En la puerta grande antes de entrar a la sala del trono algo resplandeció a su costado y me acerqué curiosa mientras los demás avanzaban con una postura recta y perfecta, un candelabro de oro había sido mi distracción, el color era tan deslumbrante que mis dedos rozaron el candelabro antes de que alguien pusiera la mano en mi espalda y me llevara hacia adelante. Miré confusa a Calix mientras este iba con la cabeza alta y la mirada fija hacia delante. Cuando nos acercamos al grupo que ya estaba de rodillas ante los reyes, la calidez de la mano de Calix se marchó y los dos nos arrodillamos al mismo tiempo.

La familia real estaba ante nosotros, el rey y la reina desprendían un aura pura y segura, los dos estaban sentados con la espalda recta en el respaldar de sus sillas y con las manos en los reposabrazos, las joyas de la reina me deslumbraron en segundos en cuanto la luz del sol dio de golpe en sus anillos de oro, me quedé cegada durante unos segundos en los cuales cerré los ojos y hice una mueca. Los reyes representaban el más máximo poder con sus coronas de plata hechas de piedras preciosas sacadas de las mejores minas del lugar.

Pero alguien al lado de la reina llamo mi atención, un joven chico estaba medio tumbado en su trono. Su corona estaba torcida y su ceño estaba fruncido mientras se movía los anillos de plata en sus dedos, sus uñas estaban pintadas de un color azul fuerte parecido al de la piedra que reposaba en el collar de la reina.

- Bienvenidos- corto el silencio el rey y hizo una seña para que nos levantásemos.

- Gracias majestad por abrirnos las puertas de su hogar- dijo Abu.

- Gracias a ti Oscar, por estar estos dieciocho años entrenando a estos jóvenes para lo que te pedí- contesto el rey.

- Su Majestad la Reina está igual de hermosa que la última vez que la vi, y Alteza ha crecido mucho desde que me marché del reino.

- Gracias Oscar- contesto la reina al cumplido junto a una sonrisa.

El rey se levantó de su silla y miro a su hijo para que hiciese lo mismo, pero este tenía su atención en sus nudillos, impaciente el rey miro a su mujer con desesperación y esta se acercó a su hijo a susurrarle algo que hizo que el príncipe se levantara enseguida. La reina había cambiado de posición y ahora tenía la mano en su barriga mientras la acariciaba con cariño, por lo cual deduje que si no se había levantado como su familia y estaba posando su mano allí era que estaba embarazada.

Los dos hombres pasaron por delante de cada uno de nosotros esperando nuestro nombre, cuando llegaron a mí, me fijé en que eran casi de la misma altura, aunque su hijo un poco más bajo.

- Aerilyn- dije enseguida al tenerlos delante.

El rey asintió y volvió hacia su trono, pero el príncipe se quedó parado en su sitio.

- Bonito collar.

Aquello me dejo descolocada y por inercia moví mi mano al collar, este era de plata con una esmeralda en él. Aquel collar había sido uno de los objetos que guardaba con más cariño, no sabía de donde había salido, pero sabía que desde que era pequeña nunca había dejado de ponérmelo, era especial. El príncipe siguió a su padre y yo sentí unos ojos puestos en mí, me giré y a mi lado Calix miraba fijamente mi collar, pero unos segundos después frunció el ceño y negó con la cabeza antes de volver a mirar hacia delante.


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El capítulo es cortito pero contiene todo lo que quería.

Espero que os guste <3

La Última de las MelodíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora