Capítulo 7

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Había pasado el día recorriendo parte del inmenso castillo en el que estaba, nuestras habitaciones estaban en el ala este y en la norte las de la familia real, paseé por los patios del lugar y más tarde bajé con uno de los libros que metí en mi mochila, a tumbarme en el césped y desconectar por un rato.

Nos habían informado que por la noche se celebraría una gran fiesta en el castillo como bienvenida para los nuevos huéspedes, nosotros. Personas de diferentes partes del reino vendrían simplemente para ver las caras de sus salvadores, en fin, patrañas. Todo aquello me parecía un circo del que tenia que ser parte, desde que habíamos llegado, aquí la gente ya nos veía como algo superior y aquello sin duda me desagradaba. Le había preguntado a uno de los sirvientes sobre la salida al patio y se había quedado congelado, hasta que una señora mayor se lo había llevado al igual que mis esperanzas de interactuar con gente nueva.

Mi cuerpo estaba extendido en el suelo de manera que para leer tenía que sujetar el libro hacia arriba. Los rayos de sol calentaban mi cuerpo y el olor a bosque me sumergió a un mundo ficticio de mi cabeza.

El sonido de los pasos de alguien me obligó a girar la cabeza hacia la entrada del castillo, Dhara se acercaba a mi a paso ligero. Me levanté torpemente y esperé a que llegara a mí.

- Nos tenemos que preparar para la fiesta- me informó y yo asentí siguiéndola.

Entramos al castillo y nos movimos con agilidad por el lugar, me pareció por un momento que Dhara se había aprendido de memoria cada uno de los pasillos.

Llegamos a una de las habitaciones la cual pensé que debía ser suya, dentro estaba Fayra, sentada, alisando tres preciosos vestidos en la cama. Los vestidos eran de un color azul royal, con un escote de cuello en V, esta tenía en la pierna izquierda una abertura hasta las rodillas y el vestido era de seda. Nos vestimos las tres y nos pusimos en marcha con los retoques, Dhara estaba sentada en el tocador mientras Fayra le cepillaba el cabello.

- ¿Estais nerviosas? - preguntó Dhara.

- No- contesto enseguida Fayra.

Yo me limite a no contestar y a ponerme los tacones.

- La familia real ha sido muy generosa con nosotros- comentó Dhara.

- Porque nos necesitan- le respondió Fayra.

Me lo pensé dos veces antes de decir:

- ¿Vosotras que pensáis sobre todo esto? Por una parte, he asumido nuestro "destino" porque en si creo que siempre supe que Abu estaba siendo testigo de algo más, pero solo pensar en lo que tenemos que hacer me entran unas ganas enormes de correr lo más lejos posible de aquí.

- Pienso lo mismo, de alguna forma no me sorprendió su revelación- Fayra empezó a colocarle el pelo de lado a Dhara.

Cuando Fayra acabo con Dhara fui yo la siguiente, me puso el pelo de lado de una forma elegante y posiciono una flor en mi oreja. Pasamos la tarde peinándonos las unas a las otras y arreglándonos para nuestro primer baile.

La luz del sol que se colaba por las ventanas se había extinguido y se había intercambiado por la oscuridad de la luna. Los nervios empezaron a formar estragos en mi y empecé a impacientarme chocando la punta de mi pie contra el suelo.

Un sonido lejano llamo mi atención, las campanadas, una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, nueve campanadas. Eran las nueve en punto cuando los golpes en la puerta nos hicieron salir en dirección al gran salón. Antes de llegar a las escaleras que bajaban al salón repleto de personas, la sombra de un hombre nos intercepto.

- Buenas, soy el ayudante del comité de bailes, deberán salir en parejas cuando diga su nombre, ¿sí? Muchas gracias- lo dijo tan rápido que casi ni lo entendí.

En un lado tres figuras masculinas con pantalones negros de vestir y unas camisas blancas las esperaban, el hombre movió rápidamente a Fayra y la puso al lado de Theon y a continuación paso lo mismo, pero con Dhara y Daryl. Sentí las manos del hombre en mi espalda empujándome al lado de Calix el cual estaba último, reposado en la pared y con la camisa arremangada por los codos.

El nombre de los primeros sonó y ellos descendieron la escalinata. Mis labios se entreabrieron en cuanto Calix se acercó a mi lentamente y su aliento choco contra mi oreja provocándome un escalofrió, sus manos descendieron a mi collar y lo acariciaron.

- Bonito collar.

La Última de las MelodíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora