Mis dedos tanteaban el muro de piedra buscando la piedra salida.
- ¿Te pasaras toda la noche así o me pides ayuda ya? - susurró Calix.
Me giré y lo miré fastidiada. Solo tenía que buscar el punto al que sujetarme y ya conseguiría escalar el muro sin problemas, pero no necesitaba ayuda de nadie.
Nos habíamos separado en grupos, Calix y yo entraríamos a buscar lo necesario, mientras los demás se dispersaban para distraer a los guardias que hiciesen turno de noche.
La mano de Calix sujeto la mía y la movió libremente por la pared hasta que la cerró entorno a la mía y sentí la piedra sobresaliendo de la pared. Calix se movió hacia atrás y me dejó empezar a escalar. La fuerza que hacían mis músculos me perlaba la frente de sudor, nunca había sido muy buena escalando, pero llegué al final de la subida y me senté arriba.
Respiré hondo y me lancé hacia delante cayendo sobre mis propios pies. La luz era escasa ya que la única que iluminaba el patio era la de la calle y la que provenía de dentro del lugar. El sonido del cuerpo de Calix golpeando el suelo, me avisó de su llegada. Él se adelantó y empezó a andar en dirección a una de las ventanas, lo seguí con cuidado y llegamos a la ventana.
Saqué de la mochila, colgada en mi espalda, un utensilio que había fabricado Theon en uno de sus momentos de máxima creatividad. Era un artefacto pequeño y redondo de metal, yo no entendía de mecánica o ciencia, pero funcionaba, que era lo importante, ya lo habíamos probado antes. Seguí las instrucciones que me había dado Theon, y puse el cachivache en la ventana de vidrio, apreté el botón y aun apretándolo lo tiré hacia atrás junto al cristal.
Calix se deslizó ágilmente dentro de la sala y fui detrás suya. No era una sala como había pensado, era un pasillo alargado con velas que lo alumbraban y muchas puertas, demasiadas. Me empecé a poner de los nervios en cuanto empezamos a avanzar y comenzamos a abrir las puertas, malditas puertas, una tras otra y nada.
- No hay nada- solté con frustración.
- Sigamos- murmuró Calix.
- No ves que no hay nada- volví a la carga después de unos segundos.
- No jodas Aerilyn, cállate- dijo él fastidiado.
Y yo aún más frustrada que antes al abrir otra de las puertas y no ver nada, le contesté.
- Ni se te ocurra mandarme a callar.
No sabía ni porque me estaba cabreando.
De un momento a otro se abalanzó sobre mí y su cuerpo encerró el mío, mi mente se nubló al sentir como su respiración chocaba con la mía. Sus labios estaban a centímetros de los míos, sus ojos azules me miraban con tal intensidad que sentía que me quedaba sin aire. Parpadeé un momento y entonces sentí sus labios sobre los míos, estos se movían con ansias y intensidad. Mi mano se movió a su pelo y me acerqué todo lo posible a él, sus manos se movieron a mi cintura...
- ¿Juan ya has mirado? - una voz desconocida venía de fuera.
No sabía en qué momento, pero Calix nos había metido en una de las habitaciones vacías, las voces venían del pasillo.
- Si, supongo que las voces provenían de la calle- contestó otra voz.
- Bueno, sigamos con la ronda- dijo la voz del principio.
Vale, Calix nos había encerrado aquí para que no nos atraparan.
Y así aviamos acabado.
Las mejillas me empezaban a arder de vergüenza al entender que hacíamos ahí.
- Creo que ya podemos salir- carraspeé incomoda.
Calix hizo un sonido de aprobación y salimos.
El pasillo volvía a estar vació. Avanzamos durante un rato hasta que, a un lado del eterno pasillo, vimos unas escaleras que llevaban a un segundo piso.
El piso de arriba era tan diferente del que habíamos estado anteriormente, que por un momento pensé que no estábamos en el mismo lugar, las paredes eran de roca, la sala estaba poco iluminada, y lo único que había era la armería.
Me acerqué rápidamente y le lancé una de las mochilas a Calix, que la cogió al vuelo. Empezamos a buscar entre los baúles, y cogimos lo necesario.
Llevaba más de una daga, un arco con sus flechas aparte, tres espadas de hierro y ...
No pude seguir mirando porque un sonido que provenía de las escaleras me alarmó, me giré al instante en busca de Calix que estaba acabando de meter una de las armas cuando también lo escuchó y me miró. Se movió con cuidado por la sala hasta llegar a una de las ventanas y la abrió de par en par, me acerqué a él y me subí a la ventana. Sin pensármelo dos veces y con el corazón a mil, me lancé hacia abajo cayendo encima de un puñado de paja que amortiguo la caída.
Gruñí de dolor y me saqué de la espalda uno de los pinchos.
Me moví rápidamente, dejando espacio para que cayera Calix. En cuanto estuvimos los dos de pie, corrimos fuera del recinto y escalamos la muralla.
Al sentir la calle bajo mis pies, una carcajada brotó de mi garganta.
Había sido emocionante, ahora me creía capaz de ir a buscar al Darkshy, ahora me creía capaz de liberarme de este destino y aun más de conseguir todo lo que me propusiese en un futuro. Había sido entrenada, tenía las habilidades, lo acababa de demostrar, acabábamos de entrar en uno de los edificios de la guardia sin problema alguno.
Me lancé encima de Calix riendo y este me agarró en volandas, riendo también.
Si, Calix, estaba riendo.
Su boca buscó la mía y lo complací besándolo con todas esas ganas que guardaba dentro de mí.
- No sé qué estamos haciendo- murmuró él, besando mi cuello.
- Mejor ni lo pensemos.
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La Última de las Melodías
Adventure¿Dos corazones podrán llegar a amar, pese a tener que cumplir, una misión de la que no se podrán salvar? Una bestia. Una salvación. Seis jóvenes. Y un destino. Obra iniciada 22/02/2021 Obra culminada 03/08/2021