~FUERA~

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Dejando de lado la tensa discusión que se había llevado a cabo en la sala por los miembros de la familia.
El cansancio era otro problema a lo que debía enfrentarse Harry y para su mala suerte era mayor a lo que hubiera podido soportar en esos momentos.
El haber tenido que cargar a Dudley del parque a Privet Drive, le había ocasionado un fuerte dolor de espalda y agotamiento que vencía por completo su cuerpo.

Al instante de haber ingresado a su habitación, dio un fuerte bostezo, miro el reloj con fastidio, el cual ya marcaba mas de las doce de la noche.
No tenia ni ganas de ponerse algo mas cómodo, lo único que hizo fue sacarse con pereza las viejas zapatillas y caer de golpe en la cama. Cuando su cuerpo toco las sabanas ásperas, los párpados le pesaron y el sueño lo abrazo, no quería preocuparse por nada mas, ni por una inminente expulsión de Hogwarts, o  por la futura furia de sus tíos... pero mientras dormía, no pudo evitar imaginarse escapando de la casa de aquellos muggles, era un sueño realmente agradable, el cual había tenido desde hace mucho tiempo...  Se imaginaba caminando libremente por las calles sin ser detenido o juzgado por su apariencia, poder ir en cualquier dirección e ignorar las miradas de los vecinos interesados por la vida ajena.

Aquel pensamiento no le duro ni unos cortos cinco minutos, su descanso se corto, intentaba mantener los ojos cerrados pero empezaba a sentir un incómodo cosquilleo en la nuca, el sueño de escapar se convertía en una horrible sensación de angustia, se empezaba a dar cuenta de que nunca iba a recibir ayuda de su padrino y el esperar algún mensaje del mundo mágico no serviría de nada.
Algo le decía y le hacia pensar que Dumbledore se había enfurecido por haber usado magia y había decidido tal vez dejarlo en casa de los Muggles para toda la vida.

Pero Harry no iba a permitir que lo abandonaran y menos de ese modo...

Abrió los ojos con el ceño fruncido, alejo de su cuerpo todo tipo de cansancio, era claro que no dependía de ningún mago adulto, el mismo podía agarrar su varita mágica, usar la fortuna heredada por sus padres y alejarse de sus tíos, de cualquier forma estaba en problemas, el había conjurado un patronus en presencia de un muggle y eso le traería consecuencias muy pesadas, tal vez incluso no podría seguir siendo mago.

Se sentó en la cama, todo deseo de sueño se había esfumado.
Se frotó los ojos con fuerza, veía mas borroso de lo normal, sus anteojos se le habían caído... Tanteo sobre la cama para encontrarlos,  logró hallarlos cerca de la almohada y se los puso dando un largo bostezo.

Dirigió su mirada hacia la puerta de su habitación, todo estaba muy oscuro, por el momento no había ruido alguno, sus tíos se encontraban durmiendo... Pero no por mucho tiempo. 
Un fuerte ruido se escuchó de la habitación cercana, no era la de sus tíos, si no la de su primo. Se escuchaba como si varios objetos se estuvieran moviendo de manera brusca.

—Torpe—murmuró Harry pensando que podría tratarse de algún accidente de Dudley.

Se levanto de la cama y se dirigió hacia la ventana, vio la casa de su chismoso vecino, estaba oscuro, todos ya estaban durmiendo, por lo que si escapaba por la ventana de su habitación nadie se daría cuenta, no habría ningún tipo de alerta en varios minutos.

Volvió a dar un bostezo largo y negó fuerte con la cabeza, no era momento de pensar en huir.
Dirigió su mirada hacia la jaula de su mascota, la cual dormía plácidamente.

—Una mejor vida para los dos sería irnos—murmuro al pensar en cuanto tiempo pasaba su lechuza encerrada en esa jaula para evitar amenazas de muerte por parte de su tío Vernon.

Cuando estuvo a punto de volver a dormir, su cuerpo se quedo estático, podía escuchar con claridad unas fuertes pisadas, las típicas pisadas de su tío cuando llegaba a gritarle por alguna insignificante razón. 
Harry lo entendía, se merecía unos gritos de  manera privada, de cualquier forma Dudley había quedado horrorizado y algo perturbado, pero le sorprendía que fuera a altas horas de la noche.

—Ya tengo muchos dolores de cabeza ¿Porque no espera hasta mañana?—balbuceo el azabache y se dirigió rápido a poner seguro en su habitación, pero no logró llegar a tiempo, su tío la abrió de un fuerte empujón.
Harry retrocedió y callo sentado sobre la cama.
Su tío Vernon estaba totalmente furioso, un sentimiento que no se le había esfumado en varias horas.

—Fui paciente—gruño y aventó cerca de Harry una mochila con machas secas de chocolate—. No soportare que tu anormalidad atormente a mi familia.

El azabache miro la mochila, tenía cosas dentro pero no tuvo el tiempo para abrirlo y revisar.

—¿No me escuchaste?—pregunto gruñendo Vernon, su rostro, que aunque Harry no podía ver por la oscuridad de la habitación, reflejaba  completa furia y desagrado por tener viviendo en su casa a un mago.

—Mi tía Petunia considero que yo..—intento dialogar Harry.

—¡No me importa!—grito Vernon dando fuertes pasos amenazadores—. Tu te largas, no quiero volverte a ver o lo lamentaras mucho—le dijo en voz mas baja para evitar levantar y alertar a su esposa.
Dio media vuelta y salio de la habitación, cerrando con fuerza al final.

Harry se quedo con la mente en blanco, totalmente nulo. No consideraba el momento perfecto para irse, hacia frío y no sabría si podría encontrar algún taxi que lo ayudara a llegar a la vieja casa de los Black, incluso podrían robarle o matarlo en cualquier esquina.

Pero su orgullo lo venció, no iba a quedarse después de haber sido echado.

Con decisión se levantó y empezó a guardar todo lo que podía en su baúl, no tenía muchas cosas, pero no dejaría absolutamente nada en esa casa o terminarían quemándolo. 

Despertó a su lechuza y la soltó para que ella misma fuera volando a casa de Sirius, por lo cual lo único que dejaría seria la jaula.
Cuando tubo todo listo, bajo las escaleras sin hacer el mínimo ruido, no extrañaría esa casa en ningún momento de su vida. 

Always-Nuevo inició.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora