Always-Nuevo inició.

~CHARLIE~

Al no tener a donde más ir, Harry decidió regresar a la sala común de los leones, prefería descansar y no pensar en nada.

Una vez llego, no encontró a nadie a su alrededor. Quizá los demás estaban demasiado preocupados en averiguar de que se trataría la primera prueba y de esa forma poder llevar a cabo sus apuestas con anticipación.

Se recostó en el sofá y miro atento la apagada chimenea. Eso le desconcentro un poco, normalmente siempre lo había visto con las hermosas llamas de fuego llenando de calor la sala común.  

Un golpe lo hizo levantarse de un brinco, Hedwig, su lechuza, se encontraba en frente de el. Había ingresado por una ventana que algún alumno había dejado entre abierta por error.

La lechuza se poso al costado de el y estiro elegantemente su pata.
Harry no espero y desenvolvió el laso dejando caer la carta.

Era de la señora Weasley. Eso era muy extraño, antes normalmente le escribiría por ser amigo de Ron, pero en esos momentos no era muy común. Claro que había hablado con el señor Weasley y le había hecho saber que lo que hizo Ron no tenía nada que ver con ellos. 

“Querido, Harry.

Me entere por el profeta que eres uno de los campeones, aun no comprendo como pudo Dumbledore permitir algo así.

¡Eres muy pequeño! ¡Debió existir un límite de edad!

Converse con Charlie. Se que no lo conoces. Es menor que Bill, me asombro que se quedara y no regresara a Rumania (Aunque una parte dentro de mi esta feliz)

Harry, cariño. Le pedí a Charlie que hablara contigo en persona. Pensé contartelo yo misma por medio de esta carta, pero el considero que no era muy conveniente.

El te espera a las once de la noche, al parecer Hagrid también lo sabe, pídele que te acompañe.

Cuidate mucho por favor.

Molly Weasley.

....

Aunque la recomendación por parte de la persona que consideraba como una madre eran claras, aún se sentía confundido de cual podía ser el motivo de que uno de los hermanos Weasley, por el cual solo había escuchado en primer año con el problema del pequeño dragón de Hagrid,  quisiera verlo y más en el bosque prohibido. 

Cuando el reloj toco las once de la noche, agarro rápido su capa invisible y salio del castillo, tenia mucha curiosidad de que le tendría que decir Charlie.

Cuando llego hacia la cabaña de Hagrid, este ya lo esperaba y con un aspecto extrañamente elegante...

Nunca imaginó que Madame Maxime se uniría a la caminata. Tal vez había una razón que el desconocía con totalidad.

Después de unos cortos minutos, los tres lograron adentrarse a lo más espejo del bosque prohibido.

Harry no comprendía lo que estaba pasando, habían llegado hacia un lugar específicamente apartado y oculto. En el cual se encontraban hombres que gritaban, se escuchaban bramidos   ensordecedores...

Al agilizar su visión, se percató de algo, se quedó con la boca abierta.
¡Habían dragones!
Rugiendo y resoplando, cuatro dragones adultos.

Cerca de ellos, al menos treinta magos, siete u ocho para cada dragón, los cuales trataban de controlarlos.
Fascinado, Harry  ignoro que un mago se había acercado a Hagrid.

—¿Donde está?—pregunto mirando a los costados—. Creí que vendría... —miro a Madame Maxime—. Se supone que sería una visita rápida y nadie más debería enterarse. 

Hagrid y Charlie conversaron por un momento, luego Harry se quito la capa invisible dejando su cabeza a la vista.

—Conque ahí estas—hablo Charlie amablemente y dejando a  Hagrid con una aterrada Madame Maxime se acercó a el—. Soy Charlie Weasley.

—Si, te recuerdo, Ron me hablo de ti—le dijo Harry con una pequeña sonrisa—. Entonces... ¿Dragones serán la primera prueba?

—Correcto. Son hembras en período de incubación, al parecer tendrás que robarle un huevo

Harry asintió fascinado, sin prestar mucha atención a lo último que había dicho el pelirrojo. 

—Sabes. No es muy ético que este hablando de esto—comento Charlie—. Se supone que debía mantenerse en secreto, pero mi madre ha estado muy nerviosa, por alguna razón logro descubrir de que trataría la primera prueba—hizo una mueca—. Sabes... Ella me da más miedo que treinta dragones hambrientos.

—¿Entonces la señora Weasley te pidió que me dijeras lo de los Dragones? Pero... ¿No es trampa que yo sepa y lo demás campeones, no?

—Esta noche otro campeón se enterará—murmuró  mirando a Madame Máxime.

Harry volvió a dirigir su mirada a los dragones. ¿Ahora como se suponía que podía sobrevivir a eso?