~COCINA~

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La euforia por todo parecía durar.
Los alumnos de Hogwarts daban su apoyo por todos los campeones, pero en su mayoría los gritos de celebración eran dirigidos para Cedric.
El también, al igual que los otros tres campeones, habían pasado con éxito la prueba.
Eso hizo que Harry se asombrara, estaba muy seguro que Víctor y Fleur lo sabían gracias a sus directores. Esto debido a aquella noche que había ido con Hagrid en busca de Charlie, Madame Maxime se encontraba presente y cuando regreso al castillo se había percatado que Igor Karkarov se adentraba en el bosque, tal vez curioso por la actividad tan peculiar de Madame Maxime.

Pero, ¿Quien había avisado a Cedric de lo dragones?

Algo dentro de Harry le peso, no podía evitar sentirse un tramposo de lo peor, se había olvidado de avisar a un compañero sobre la primera prueba. Era un milagro que este sin ningún tipo de lesión irreversible, era impresionante que haya logrado completar la prueba sin nada de ayuda.

Después de recibir el puntaje, se acerco rápido para conversa con el, este lo miro con una sonrisa especial.

—Bien hecho, nunca se me hubiese ocurrido. Eso de usar la escoba, fue ingenió.

—Eh... Si. Gracias. Oye Cedric—lo agarro del brazo y lo movió hacia un lado mas apartado—. ¿Recién hoy te enteraste los dragones?

—Casi me muero del miedo, cuando supe que eran Dragones, ni sabia que hacer—le dijo mientras asentía más relajado por que la prueba había pasado.

—Pero lo hiciste... Solo, sin ayuda—se asombro por un momento, pero solo fue por unos segundos, luego desvío la mirada hacia Víctor y Fleur, los cuales no parecían nada atormentados por haber tenido ayuda.

Cedric entre cerro los ojos. Harry sabía que no lo comprendía, y mejor estaba así.

Después de finalizar todo, los alumnos se fueron retiraron, Harry agarro su huevo de oro y se dispuso a ir a la sala común de Gryffindor para poder hablar con Sirius a través del espejo y poder contarle que había dado resultado y burlo al dragón sin recibir ningún daño.

Por el camino muchos compañeros de Gryffindor le sonreían.
Cuando estuvo a punto de llegar al castillo, Hedwig se le acercó volando y se poso justo encima de su hombro. Tenía sujetada una carta con su pico.
Harry la agarro y recibió un picotazo amigable de Hedwig la cual se fue volando poco después.

No fue un asombro al ver quien se lo había mandado, sonrío al leerlo.

Felicidades, Cara rajada

Aun no comprendo como es posible que burles siempre a la muerte... tu lechuza me ha estaba picando desde que empezó la prueba, por eso te escribí.

Te espero en la torre de astronomía.

El chico con la manzana verde.

Doblo la carta y se la guardo en la túnica ligeramente quemada. Ahora tenia que elegir entre encontrarse con Draco o ir a la sala de  Gryffindor, donde seguramente lo esperaban para celebrar.

Medito por unos cortos segundos y continuo su camino hacia el castillo, iría a verse con Draco.

~•~

Diciembre llevó a Hogwarts. Las clases seguían como antes, sin menores complicaciones, menos la clase de Hagrid, la cual los escregutos habían armado un alboroto que había sido visto por la misma Rita Skeeter, la cual llego a interesarse mucho por las criaturas. Y logro conseguir, para incomodidad de Harry, una entrevista con Hagrid.

Su relación con Draco iba mejorando con cada día, no habían vuelto a discutir por ningún motivo de terceros.
Aun no podían encontrar la forma de solucionar el problema del huevo de oro

Normalmente ambos se encontraban en la torre de astronomía, en el bosque y en las mazmorras. Conversaban por horas, hablando sobre información de Libros, en su mayoría prohibidos, y mucho mas.
Mientras más tiempo pasaba, el nerviosismo en Harry aumentaba.

Una tarde, al sentir que el hambre les vencía, decidieron ir a las cocinas de Hogwarts, Harry no conocía el lugar, pero Draco si. Por lo tanto fue en su mayoría idea de el.

Gracias a la capa invisible, ningún alumno se percató de la presencia de ambos. De manera incomoda llegaron a las cocinas del colegio. El cual era una sala enorme con el techo muy alto, tan grande como el Gran Comedor que había encima, llena de
montones de relucientes ollas de metal y sartenes colgadas a lo largo de los
muros de piedra, y una gran chimenea de ladrillo al otro extremo.

—¿Solo se pide comida?—pregunto Harry curioso, no sabia si los elfos que estaban presentes le harían caso.

—Desde que escuche de este lugar, solo vengo y pido lo que quiero. Son elfos, bailarían para complacer—le respondió mientras se acercaba a una de las mesas para agarrar un pastelillo.

Harry asintió. ¿Como es posible que nunca haya escuchado de la forma fácil de ingresar a las cocinas?
Recordó a Fred y George, ellos también lo sabían.
Malfoy tal vez lo escuchó de su padre o alguno de sus elfos domésticos.

No era un gran secreto tampoco, las cocinas no estaban bien protegidas. 

—¡Harry Potter, señor!—chillo una pequeña criatura, se había acercado a una gran velocidad y se abalanzo apretándole las costillas con tanta fuerza.

—Do.. Dobby—saludo con la voz apagada.

—Dobby esta feliz por ver a Harry Potter, señor—le dijo apartándose un poco—. Dobby extrañaba a Harry Potter.

—Si—le dijo con una sonrisa, nunca antes lo había visto tan feliz, Dobby estaba muy distinto, con nueva ropa que no combinaba en lo más mínimo—. ¿Donde has estado todo este tiempo?

Dobby se inclino para contar todo, pero sus enormes ojos verdes se fijaron en Draco que lo miraba con una ceja alzada.

—Con que ahora viajas y te pones ropa—siseo el rubio sin dejar de mirarlo.

Harry volteo el rostro para dirigirle una mirada fría a Draco.

—Es libre—le hizo saber—. Puede hacer lo que quiere.

—Harry, el era mi maldito elfo—le dijo enojado—. Y tu armaste una trampa, lo liberaste—se cruzo de brazos—. Todo para que se vistiera como un payaso.

Dobby se acercó a Harry.
—Dobby es bueno, señor—le dijo con una sonrisa nerviosa—. Dobby nunca contaría los secretos de la Familia Malfoy, señor. El es una tumba, Dobby es una tumba, señor—se acerco mas a Harry casi susurrándole—. Pero Dobby conoce secretos del heredó de los Malfoy, señor.

—¡Chiton!—grito Draco con mas mejillas rosadas—. Tu no sabes nada de mi.

Harry sonrió ante esa información, Draco tenía secretos que solo Dobby conocía. Pero su sonrisa desapareció rápido al dirigir su mirada hacia el elfo que parecía que en cualquier momento se empezaría a golpear.

—Y... ¿Porque estas en Hogwarts?—pregunto Harry para cambiar de tema rápido.

Los enormes ojos
verdes del elfo, que tenían la forma de pelotas de tenis, rebosaban lágrimas de felicidad.

—Dobby tiene trabajo, señor. Dobby buscó en cada casa de mago, pero ninguno quería pagarle a Dobby. Pero Dobby recordó a Albus Dumbledore, señor.

—¿Dumbledore te contrato? ¡Eso es genial!

En el rostro de Draco se dibujo una mueca.
Nunca había escuchado que existiera mago capaz de pagarle a un elfo. Para el, era como antinatural.

Dobby le siguió contando a Harry, con mucha felicidad, sobre su nuevo trabajo.
Además de comentarle sobre una elfina que el azabache nunca había visto, pero por alguna razón se le hacia conocida.
Dobby quiso presentarla, pero Harry se negó amablemente, debido al estado de la elfina.

Después de unos cortos minutos de estar conversando, el azabache,  al ver la expresión de Draco, decidió despedirse de Dobby.

Estaba feliz por el, y la idea de tener un amigo con quien hablar en cualquier momento, le ponía más contento.

Always-Nuevo inició.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora