~SALA DE LAS PROFECÍAS~

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El Ministerio de Magia no era una sala de juegos. No podía ir simplemente por interés. Tenia que tener una escusa adecuada para poner un pie sin ser echado  o acosado con preguntas. 
Harry sabía  muy  bien que no era un alumno cualquiera, era Harry Potter, y si Potter estaba en un lugar seguro representaba un posible accidente o ataque de Voldemort.

Además  de tener que pensar en la forma de poner un pie en el ministerio, debia encontrar la manera de que nadie en Hogwarts  se diera cuenta de su ausencia, lo cual  iba a ser lo más complicado debido a los miles de ojos que tenía Umbridge encima de el.

—¡Esto es demasiado!—grito sintiendo la frustración  del momento en todo su cuerpo. Se levanto con fuerza y miro con el ceño fruncido la chimenea—. ¿Porque siempre debo pensar en planes? Ya me canse.

Se le venía a la mente varios  nombres que le podrian ayudar. Pensó en Remus pero descarto rapido  la idea, luego Neville y Deam, pero ambos seguro no se meterian en problemas por el. Entonces considero  que lo más adecuado era hablar con los unicos capaces  de causar  tremendo alboroto que pusiera hogwarts de cabeza por varias horas.
Eran los indicados, claro que si, pero se empezo a sentirse fatal al imaginar la reacción  de la señera weasley.
Aunque los gemelos eran los adecuados, no podía atreverse a pedirles que corrieran tremendo riesgo. No podía.

—No digas más. Claro que lo haremos, Harry—respondio Fred.

El azabache por fin después  de    varios  minutos habia decidido llamarlos y pedirles ayuda.

—Sera rápido. Solo quiero  una pequeña distracción. Nada grave que genere  una expulsión. 

Fred le resto importancia con una sonrisa y un pequeño movimiento de mano.
—¿Qué es la vida sin algo de riesgo? Nosotros nos encargaremos.

—No te preocupes  por nosotros, tenemos muchas  ideas en mente, lo haremos  inolvidable, pero...—comento George mirándolo  de manera misteriosa—. No sabemos que haras fuera de Hogwarts, Harry.

—Solo necesito hacer algo rapido. Volveré después de algunas horas—los tranquilizó con media sonrisa. Se levantó  del sofá  y se apresuro en subir a su dormitorio.

Tenía solo pocos minutos antes de que los gemelos empezarán  a crear  un desastre en Hogwarts.
Busco el espejo de doble sentido. Tenia que preguntarle a Sirius como debia... se detuvo y un frío recorrió  su cuerpo.  ¿en que estaba pensando? Sirius seguro le iba a prohibir tremenda locura. Necesitaba la ayuda de alguien más, alguien que le debiera lealtad a tan nivel que le encubriera y ayudara con trucos.

—dooby—llamó esperanzado  y el elfo aparecio con un fuerte ruido.

—Harry Potter, señor, que gusto  verlo.  Doobby  se preguntaba  porque Harry Potter ya no necesitaba de la compañía  de Dobby—hablo con una voz chillona el elfo, se encontraba vestido cada vez mejor.

—Dobby necesito de tu ayuda. Por esta oportunidad. La necesito, lo siento si interrumpi  algo importante.

—Como puede decir eso señor. Dobby siempre ayudara a Harry Potter. Dobby es buen  amigo elfo, el ayudara siempre y cuando no peligre su vida, señor. 

Harry sonrió. 
—Necesito  ir al ministerio solo por algo. Debo ir a recoger algunas  cosas... del señor weasley—mintió—. Y necesito que me lleves Dobby. Lo necesito.

Dobby dudo pero luego asintió  satisfecho de poder ayudar.

~º~
Ingresar al ministerio de magia por ayuda de Dobby habia sido igual de facil cuando fue a su juicio por usar magia a corta  edad frente a un muggle (el cual era su primo)

Una vez dentro no sabia a donde ir.
En pocos minutos  se dio cuenta  que habia sido un error el ir sin tener un plan.
Sin embargo...  ¿Cuando sus planes habian salido bien?

Always-Nuevo inició.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora