~MAZMORRA~

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Eran extrañas las emociones que en ese momento sentía. Parte de su conciencia le decía que aun no había pasado el tiempo suficiente y debía esperar semanas o incluso meses.

No le importaba, ya iba en busca de el.
Lo logro verlo a una distancia menor, y parecía que el también se había dado cuenta de su presencia porque despareció entre los alumnos que salían de las aulas y se dirigían al gran comedor.

No perdió tiempo y esquivando a los demás se dirigió hacia la sala común de Slytherin. Conocía muy bien la contraseña y estaba seguro que no la habían cambiado.

Su suerte fue iluminada esa mañana, no encontró a nadie que fuera un obstáculo. Dijo la contraseña e ingreso decidido.  Solo había estado una vez ahí, en segundo año y jamas pensó en regresar. Las mazmorras no era un lugar agradable para el, no se sentía adaptado.

—¡Ey!

El rubio que se encontraba en frente de la elegante chimenea de la sala común de las serpientes, decidió ignorarlo.

—¿Acaso quieres que me acerque?—le pregunto reprimiendo una sonrisa, sabia que seria difícil hablar con el, pero esperaba que el enojo de hace dos días hubiera acabado—. Puedo terminar en muchos problemas si me ven aquí—le informó caminando hacia donde se encontraba el rubio.

—Entonces retirate—le dijo sin mirarlo, poniendo toda su atención en el fuego, como si fuera lo más maravilloso del mundo.

Harry  resoplo y se dejó caer al costado de el. Miro también el fuego por unos segundos antes de empezar a hablar. No se encontraba nervioso, solo tenia miedo de decir algo que empeorará la situación.

—Estaba estresado... Tenias razón, Draco. No fue un buen día y al mismo tiempo si lo fue... Todo es confuso para mi, desde el primer momento que pise Hogwarts y estoy seguro que debes saberlo... Yo, enserio lo lamento—le dijo—. No debí hablarte de esa forma en clase de Hagrid.

—Lo admites. Esa mañana estabas jodido y me jodiste.

—Ah... Tal vez, pero ¿Podrías no usar el termino “joder”?

—Lo usare cuantas veces se me de la gana—murmuró Draco un poco fastidiado.

—Bien... Si lo admito. Estaba enojado por un comentario que hizo Ron.  Tu no apoyaste tampoco, empezaste a fastidiar a Hagrid y eso me frustro.

Draco lo miró al rostro.
—¿Que debo hacer entonces?—le preguntó de forma cortante—. Acaso... ¿Quieres que trate bien a todos tus amigos? No por el hecho de haber estado contigo debo cambiar la opinión que tengo de algunos.

—Draco....

—No Harry. Yo... No me caen bien muchos de aquí. ¿Entiendes? No soy como tu. Y no voy a cambiar para ser la persona que quieres que sea.

—¡Lo se!... Lo se, maldita sea y no quiero cambiarte—le quiso hacer entender—. Solo... —se intento acercar a el, pero el rubio se alejo unos centímetros—... Yo, no quiero que seas otra persona. Mis amigos son mis amigos y no porque estés conmigo deban también ser tus amigos. Pero cambiaría mucho y ayudaría que... Fueras un poco mas cortes.

—Volvemos a lo mismo—murmuró.

—Draco... Por favor, solo vine a tratar de conversar contigo.

—¿Y porque? Fuiste claro hace dos días. Tu y yo no tenemos nada.

Harry se puso de pie. Sabía que Draco necesitaba mas tiempo para aclarar sus ideas.

—Mejor hablamos después. Es mejor que me vaya en estos momentos o cualquiera podría venir... No creo que sea bueno estar aquí.

Draco no comento nada. Pensaba lo mismo, no quería perjudicar a Harry.

El azabache se despidió con un “Nos vemos después” y se retiró de la sala común lo antes posible.

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