Supe que habían echado a Sebastián de la casa y no me parecía del todo mal. Con la manera en que se había comportado con Remedios se lo tenía más que merecido. Sin embargo, ese no era el verdadero dolor que residía en mi interior. Había empezado a imaginar qué podían terminar haciendo dos hombres por librar aquella batalla que no era nada más que el amor de una mujer que solo se había fijado en uno de los dos. Sabía que mi hermana no se había enamorado de nadie antes, pero dudaba que fuese a ser posible que alguno de los dos diese su brazo a torcer.
Reme llegó como una exhalación y sin pedirme permiso entró en la habitación. La miré y esperé con paciencia a que comprendiese que no era ni el momento ni el lugar. Lo único que quería era estar sola y aunque eso no le pudiese parecer bien a todo el mundo, me importaba más bien poco lo que dijese cualquier otra persona que no fuese yo misma vistas las circunstancias.
—No pienso irme —dijo de pronto y se encogió de hombros antes de sentarse en la cama, en el lado que solía ocupar su hermano cuando nos habíamos acostado juntos en ella—. Tienes que escucharme.
—Si tienes algo que decirme sobre Sebastián y Mariano no me importa ni lo más mínimo —contesté intentando adelantarme para que ella pudiese mantenerse callada si estaba dispuesta a contarme algo sobre ellos.
Suspiró y negó antes de acurrucarse en el colchón.
—Es otra cosa.
—Tú dirás —musité algo más dispuesta a escucharla ahora que sabía que no se trataba de ninguno de los dos.
—He conocido a alguien —confesó en secreto observándome con la vergüenza dibujándose en sus mejillas en un precioso tono escarlata.
—¿Dónde?
Ella sonrió con esa ternura propia de quien aún cree que hay magia en el mundo. Agarró entre sus dedos uno de sus mechones y comenzó a darle vueltas, despacio, entre sus dedos.
—En el bosque. Cuando te caíste —musitó tan bajo que se me hacía muy complicado poder escucharla—. Es uno de los cazadores, se acercó para ayudar.
La sola idea de que hubiese dado un espectáculo a más personas que tan solo a los tres espectadores que creía haber tenido, logró que perdiese cualquier clase de deseo por escuchar algo más sobre ese momento catastrófico. Sin embargo, Remedios tenía otros planes porque ahora sus ojos se habían iluminado y las ganas de seguir hablando eran mucho más poderosas que al principio.
—Se llama Roberto —susurró antes de taparse la cara con las manos—. Es el chico más guapo que he visto nunca.
Su alegría me hizo recordar otros momentos de mi vida. Yo misma había hablado así de Sebastián y había escuchado a mi hermana hablar del mismo modo del mismo hombre antes de que supiese cuál era realmente el nombre que se escondía detrás.
—Háblame de él —pedí intentando ser partícipe de su propia ilusión.
No había pasado demasiado entre ellos. Cuando había llegado entre los brazos de Mariano por el golpe recibido, los cazadores estaban detrás disculpándose pese a que su hermano les espetaba que haría lo que estuviese en su mano para que sufriesen las consecuencias si tenía alguna clase de secuela. Podía imaginarme a mi esposo completamente encolerizado y una sonrisa surcó mis labios hasta que el recuerdo de las palabras de mi mejor amigo me golpeó con la fuerza que solo la realidad puede tener.
Se habían visto y sonreído. Roberto se había acercado para ver si ella estaba bien y eran las únicas palabras que se habían dirigido. Él sabía su nombre, pero ella se había quedado muda por no poder pronunciar más palabras que aquella. Se la veía muy emocionada. Intenté recordar si sabía de algún joven por allí que pudiese ser parte de alguna familia importante, pero quizá si hubiese sido en mi pueblo todo hubiese sido más sencillo. Allí conocía tan solo lo poco que me habían dicho las criadas y la información que había retenido era escasa debido a los pocos días que llevaba en aquella casa y también, por las circunstancias horribles que nos habían acontecido en tan poco tiempo. Mi curiosidad se había visto considerablemente reducida cuando el dolor había sido mi único compañero, como en ese momento.
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El duque
Fiksi SejarahLa boda de su hermana y su mejor amigo logran que Mónica entienda el sufrimiento de primera mano. Enamorada de Sebastián desde que era una niña, ha soñado con casarse con él. Sin embargo, el destino es caprichoso y tuvo otras intenciones. Durante el...